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Lo que no se puede medir,
no se puede controlar ni mejorar
Por Susana Torres, Gerente
General de Endress+Hauser Chile.

En todas las industrias, nuestros clientes están cada vez bajo mayor presión para medir el costo de sus servicios: Agua, Aire, Gas -gas natural, otros gases o combustibles-, Electricidad y Vapor.

Una importante causa de esta presión es el elevado costo de la energía, que se ha cuadruplicado en 10 años. Por ejemplo, el costo del petróleo se ha multiplicado casi 10 veces en 10 años, mientras que el del gas natural para las aplicaciones industriales se ha casi duplicado en menos de una década y el de la electricidad en nuestro país ha aumentado en un 80% en menos de cuatro años.

Otro conductor son las certificaciones ambientales requeridas por sistemas y normas tales como el sistema de administración medioambiental de la Unión Europea, EMAS (European Union’s Eco-Management and Audit Scheme) y la ISO 14001, que fuerzan a los clientes a medir, entre otras variables, los flujos de energía, residuos, materias primas, utilizando tecnología calibrada.

Realizando algunas pocas mediciones, tales como flujo y temperatura de agua, aire, vapor, aire comprimido y combustible, junto con mediciones eléctricas (kWh, factor de potencia, voltaje y corriente), se pueden determinar parámetros claves como el consumo específico de energía. Este proporciona importantes indicaciones, como por ejemplo, la cantidad de energía que se necesita para fabricar una tonelada de producto.

Beneficios de la medición

La creación de sistemas de monitoreo de energía permite medir el consumo de cada uno de los respectivos servicios cerca del punto de uso. Estas mediciones se pueden utilizar para construir relaciones significativas entre los consumos de energía y factores que permiten que el cliente pueda:

Controlar su consumo de energía en forma óptima (aplicación racional y prudente en el tiempo).

Identificar y justificar los proyectos de reducción de energía (¿Dónde se consume más energía? ¿Qué cambios son posibles?).

Detectar anticipadamente los malos resultados (¿Están incrustadas las superficies de intercambio de calor de las calderas?).

Obtener apoyo para la toma de decisiones (¿Debería cambiarse el contrato con el proveedor de electricidad?).

Informe automático de rendimiento (¿Qué centro de costo de energía/turno tiene el mejor rendimiento? ¿Ocurrieron excepciones?).

Auditoría de operaciones históricas.

Obtener pruebas de éxito (¿Se cumplieron en la práctica las promesas hechas por el fabricante de equipos sobre eficiencia energética?).

Obtener apoyo para la elaboración de presupuestos de energía y contabilidad de gestión.

Proporcionar datos de energía a otros sistemas (SCADA existentes, por ejemplo).

Optimizar la eficiencia y la rentabilidad de las plantas mediante una mejor medición y control es una tarea clave. Lo que no se puede medir no se puede controlar ni mejorar. Frente a ello la instrumentación de campo resulta hoy la respuesta económicamente más eficiente.

Junio 2009
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