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Luciano Quintanilla, gerente comercial de Transportes Artisa. |
Por Luciano Quintanilla, gerente comercial de Transportes Artisa.
La minería chilena es una de las industrias más avanzadas y productivas a nivel regional y mundial. No obstante, como todo rubro y negocio debe seguir potenciando la interoperabilidad entre los sistemas de información para optimizar la conectividad entre operaciones y rutas; también continuar con una mayor capacitación e involucramiento con las comunidades. La tecnología existe, pero hay que saber usarla y aplicarla de la mejor forma para el beneficio y el desarrollo de todos.
En ese escenario, las tendencias del transporte minero se orientan hacia camiones autónomos, híbridos y eléctricos, con mayor capacidad, más eficientes y sustentables. Incorporando nuevas tecnologías de seguimiento, gestión, telemetría, monitoreo y visibilidad, además de un mantenimiento predictivo para tener disponibilidad de flota.
En esa línea, la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT) y la robótica son fundamentales para optimizar la productividad, la seguridad y la eficiencia en las operaciones mineras de cada día. En efecto, la integración de tecnologías disruptivas como el Big Data y la realidad aumentada transforman la forma en que se opera, transporta y gestiona la actividad minera.
Hoy surgen tecnologías para la gestión eficiente del agua, la energía y los residuos para minimizar el impacto ambiental, tanto en las faenas como en su entorno. Así, la recopilación y el análisis de datos se vuelven cada vez más importantes. Los sistemas de gestión de datos más avanzados y especializados permiten una toma de decisiones más informada y una operación más eficiente en esta industria.
Ciertamente, el transporte minero busca alcanzar un alto nivel de autonomía en sus procesos y en los equipos que integran la cadena de valor. El monitoreo mediante el uso de telemetría y control remoto, por ejemplo, permite automatizar procesos unitarios como lo es el transporte.
De esta manera, el mayor impacto de estas tendencias apunta a la mejora productiva, la seguridad y el respeto al medioambiente. Es una oportunidad para superar los desafíos de la industria actual y hacerla más eficiente, segura y sostenible. También impacta en los recursos humanos, en la inclusión femenina y su perfeccionamiento técnico y profesional; así como en la incorporación del concepto de Economía Circular, enfocándose en el reciclaje y la reutilización de materiales. Se trata de tendencias que lograrán que Chile pueda producir todavía más.
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