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El sector de la construcción actualmente representa un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, por lo que en los últimos años ha implementado cambios en su forma de producción para que su operación sea más sostenible.
Tecno Fast es una de las compañías chilenas que ha puesto “manos a la obra” en su responsabilidad con el medio ambiente y, particularmente, en su huella de carbono. La empresa lo ha hecho a través de las construcciones modulares de madera, que surgen como una gran alternativa en esta cruzada.
La firma nacional trabaja con construcciones modulares o también llamadas industrializadas, que se fabrican en una planta, cuya infraestructura se diseña en base a módulos que luego son ensamblados en terreno.
“Estas construcciones generan un bajo impacto en el lugar de instalación, ya que el 90% de la obra se realiza en fábrica”, asegura Rodrigo Prado, gerente general de Tecno Fast. “Gracias a la ingeniería de precisión y un proceso de manufactura controlado, las estructuras son fabricadas a la medida, lo que permite optimizar el uso de materiales y reducir los desechos en hasta un 70%”, agrega.
Las soluciones de Tecno Fast son a base de madera certificada, lo que significa que cada árbol que es talado, es replantado. Además, en su proceso de producción, el 80% de la energía que se utiliza en la planta robotizada proviene de fuentes renovables dado que, en 2019, la compañía instaló 1.060 paneles solares que permiten dejar de emitir más de 200 toneladas de CO2 al año. Esto equivale a plantar 13.900 árboles.
Las ventajas de la madera frente a otros materiales de construcción:
1) Es el único recurso renovable: Si los bosques son gestionados de manera sustentable, los árboles pueden crecer, ser cosechados y repuestos con nuevas plantaciones, para luego entrar en ese ciclo virtuoso.
2) Es reciclable: La madera puede ser reciclada de manera indefinida. Una vez que la madera deja de ocuparse para su propósito original, puede servir como base para otros productos.
3) Menor energía incorporada: Este concepto hace referencia a la cantidad de energía que se requiere para cosechar, extraer, fabricar y transportar un material o producto. Mientras los combustibles fósiles son la fuente primaria de energía para fabricar acero y concreto, el sol entrega de manera natural la energía para que los árboles crezcan. A esto se suma el hecho que la madera requiere una cantidad mucha más baja de energía para ser procesada.
4) Reduce el CO2 de la atmósfera: Los productos de madera almacenan el dióxido de carbono durante todo el tiempo que existan. De hecho, la mitad del peso de la madera corresponde al carbono absorbido. Además, su fabricación genera emisiones de gases de efecto invernadero significativamente menores en relación a otros materiales: La producción de una tonelada de madera genera 33 kilos de emisiones netas de carbono, frente a los 265 kilos del concreto (8 veces más) y los 694 kilos del acero (21 veces más).
Una vez construido, un edificio de acero producirá cerca de 12.200 kilos de dióxido de carbono por metro cúbico, uno de concreto generará 385 kilos de CO2 y uno de ladrillo emitirá 375 kilos. Algo totalmente contrario a lo que sucede con uno de madera, que removerá 800 kilos de carbono por metro cúbico del aire. Se calcula que, al sustituir el acero y el concreto con madera, pueden reducirse en promedio un 60% de las emisiones de GEI.
5) Mayor eficiencia energética: La madera contribuye a la eficiencia energética de un edificio porque su estructura celular contiene bolsones de aire que limitan su habilidad para conducir calor, lo que la convierte en un mejor aislante que otros materiales: es 400 veces mejor que el acero y 15 veces mejor que el concreto.
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