Dentro de la habitabilidad o bienestar térmico de una vivienda, hay que considerar el riesgo de condensación y la temperatura interior de ella. En el estudio mencionado anteriormente se detectó que existían problemas de condensación interior y bajas temperaturas interiores en las viviendas analizadas. Esto está dado en conjunto por la baja calidad térmica de los materiales, que en invierno alcanzan la temperatura de rocío o de condensación y el alto contenido de humedad al interior de las viviendas, debido principalmente por mala ventilación o alta generación de vapor al interior de las viviendas ocasionado por sus habitantes (lavado y secado interior de la ropa, uso de calefacción de combustión abierta sin evacuación exterior, entre otros.) Factores a tener en cuenta Para mejorar la habitabilidad térmica de una edificación es fundamental considerar en el diseño, las características climáticas y topográficas del lugar de su emplazamiento; su materialidad y los hábitos de vida de sus moradores. Por otro lado, para lograr finalmente lo esperado, al materializar la obra, habrá que asegurarse que los materiales empleados sean los especificados en el diseño y que su colocación sea la correcta. En los lugares de emplazamiento que son húmedos y de bajas temperaturas, habrá que controlar las condensaciones interiores de invierno en las viviendas que emplean materiales como hormigón o ladrillo. Ellas aparecen principalmente en los puentes térmicos, tales como vigas, pilares, encuentros de muros ya sean esquinas o encuentro entre muros y losas. Su control tiene que hacerse al momento del diseño, empleando aislantes térmicos exteriores. Esta solución tiene la ventaja que además de evitar las condensaciones, aprovecha la inercia térmica de los materiales de alta densidad, por cuanto parte del calor interior queda en los muros, pero no puede escapar al exterior, por impedírselo el revestimiento térmico exterior. En la noche ese calor guardado es devuelto por los muros al interior de la vivienda. Así las diferencias de temperaturas interiores entre día y noche son menores y el descenso de temperatura interior es menos brusco al momento de apagar la calefacción que si la aislación va por dentro. Este diseño permite que en el verano la temperatura exterior solamente penetre a través de las ventanas, la que será absorbida en parte por los muros de masa, con lo cual los moradores no sufrirán de un exceso de calor. Lo que dice la Ordenanza La reciente modificación al artículo 4.1.10 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, establece una serie de requisitos respecto al acondicionamiento térmico, de los elementos que conforman la envolvente de la vivienda, es decir muros, techos, ventanas y losas ventiladas. Es un avance que establece requerimientos mínimos dependiendo de la zona térmica donde se emplaza la vivienda, lo que mejorará su habitabilidad térmica, requerirá una menor cantidad de energía para calefacción, pero no necesariamente se evitará el problema de condensación. Por otro lado, para impulsar la Eficiencia Energética de Viviendas, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo ha solicitado a Fundación Chile, en conjunto con la Universidad de Concepción, el desarrollo de un Sistema de Certificación y Etiquetado Energético de Viviendas, donde en un futuro se podrán calificar en niveles o clases de eficiencia energética las viviendas de acuerdo con una escala de siete letras, que va desde la vivienda más eficiente, Nivel A, a la menos eficiente, nivel G, de forma similar como se califican los refrigeradores y ampolletas. Esta Certificación Energética de Edificios ya se ha implementado en otros países, como lo son los pertenecientes a la Comunidad Europea donde esta certificación es obligatoria desde el año 2006. |