En el caso de las ventanas de PVC, reducen el ruido que se percibe en las habitaciones en 35 dB, pudiendo llegar hasta los 40 dB con soluciones especiales. Asimismo, presentan un buen balance energético gracias a la baja conductividad térmica del material, ahorrando hasta un 50% en gastos de calefacción. Ello se suma a otras ventajas como su diseño que posibilita variaciones en su forma; resistencia a la corrosión y golpes; y excelente quincallería que garantiza calidad y durabilidad.
En tanto, Low-E es un cristal float revestido, cuyo aspecto es prácticamente el mismo que un float incoloro. Una de sus caras tiene aplicado un revestimiento de baja emisividad, que permite que buena parte de la radiación solar de onda corta atraviese el cristal y refleje la mayor parte de la radiación de calor de onda larga, que producen, entre otras fuentes, los sistemas de calefacción, conservándolo en el interior. Su capacidad de aislación supera a la de un triple vidriado hermético compuesto por tres cristales y dos cámaras de aire.
Este cristal puede ser templado, termoendurecido, curvado y laminado como un cristal float normal. La capacidad de aislación térmica de un doble vidriado hermético (DVH) manufacturado con un cristal de baja emisividad es un 35% mejor que cuando se emplean paños de float común. El principal campo de aplicación de Low-E es el vidriado de viviendas. Si se usa en unidades de DVH con un cristal exterior de control solar, se mejora el desempeño de control solar en un 15%.