A menudo es posible observar proyectos inmobiliarios de gran nivel, complementados con quincallería, herrajes y bisagras de mala calidad. Y, de igual manera, obras arquitectónicas malogradas, pero de excelente quincallería. Esto se explica porque la instalación de manillas, herrajes y bisagras corresponde a la etapa de terminaciones de un proyecto y no a la construcción. Por lo tanto, pueden concebirse de manera independiente. Sin embargo, a pesar de estar aparentemente desvinculadas, la quincallería, los herrajes y las bisagras impactan de manera relevante sobre la estética y el estilo de un proyecto arquitectónico. Su rol es fundamental a la hora de mejorar la percepción de una propiedad o, definitivamente, de degradarla si sus elementos han sido mal escogidos y son de baja calidad. Para Albert Tidy, Arquitecto titulado en la Universidad de Yale, Estados Unidos, Socio de Tidy Arquitectos y Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián, definitivamente, aunque la quincallería, los herrajes y las bisagras no están amarrados a la arquitectura, sí pueden dotarla de un valor agregado interesante. "Hoy, son considerados complementos y accesorios de mucha importancia, y están dentro de los elementos que los usuarios más valoran", asegura. El gusto por la arquitectura y las terminaciones La quincallería, los herrajes y las bisagras hoy incorporan alta tecnología. Especialmente durante las dos últimas décadas su desarrollo ha sido vasto, nutriendo al mercado de una oferta amplia y extensa, que se adapta a distintos tipos de arquitectura. Existen líneas vanguardistas, minimalistas y muy modernas, además de clásicas y antiguas. Además del desarrollo de múltiples líneas de diseño y estilo, la industria de quincallerías, herrajes y bisagras se ha preocupado de incluir en su oferta gran cantidad de alternativas en cuanto a los materiales usados. Se utilizan intensivamente materiales nobles como fierro y bronce, además de otros que aportan belleza y durabilidad, principalmente acero inoxidable. La quincallería, herrajes y bisagras están disponibles en distintos modelos, de acuerdo a los requerimientos de cada proyecto. Las de uso doméstico tienen mecanismos adecuados al hogar, en cambio las utilizadas en hoteles y edificios constituyen productos diferentes, debido a que su utilización en espacios públicos es mucho más intensiva. Por lo general están adosadas a puertas y ventanas con sistemas anti-vandálicos y de máxima seguridad. Indudablemente, a juicio de Albert Tidy, actualmente la oferta es mucho más amplia que hace 10 ó 20 años. "Este proceso está ligado de una u otra manera también al auge de la arquitectura, porque hoy somos testigos de un proceso de valoración muy alto en relación a las obras arquitectónicas. Asimismo, esa conciencia recae en los desarrollos inmobiliarios, lo que hace que las personas se preocupen más del diseño general de un proyecto y por supuesto de sus terminaciones", explica el arquitecto. Belleza y calidad: dos elementos inseparables En su trabajo como arquitecto, Albert Tidy primero escoge la quincallería, los herrajes y bisagras desde el punto de vista estético y luego se cerciora de que la calidad sea de primer nivel. En este sentido, prefiere la línea de los diseños del danés Arne Jacobsen, clásicas y elegantes, famosos en los años sesenta por su nobleza, calidad y expresión plástica mesurada. Asimismo, tiene una marcada preferencia por los proveedores austríacos, alemanes y suizos, a su juicio los líderes, especialmente en el tema de bisagras. El arquitecto recalca que dentro de un proyecto inmobiliario el ítem quincallería, herrajes y bisagras no es irrelevante. "Es un costo importante de considerar, porque una buena quincallería debe ser de un fabricante reconocido y que tenga un representante local que entregue garantía sobre los productos. Si bien el look puede ser muy atractivo, no hay que perder de vista que el objetivo es que funcione siempre. Personalmente creo que la marca importa y mucho. Es fundamental la calidad de los materiales, que las bisagras sean de acero inoxidable, que las manillas no se traben ni se suelten y que estén correctamente instaladas", afirma. En su opinión, la gran oferta disponible puede inducir a equivocaciones en la elección, porque el aumento de importaciones de productos de origen asiático -en general de calidad variable- pone a disposición del mercado productos que a simple vista pueden ser muy buenos, pero que cuestan una fracción del precio de los de marcas reconocidas y que una vez instalados, fallan. "En mi trabajo profesional me ha tocado ver quincallería que no alcanza a durar un mes y se desarma, porque tienen muy buen aspecto, pero en realidad son de mala calidad. Por eso es fundamental distinguir las copias de los originales, y nunca perder de vista que la belleza necesariamente debe ir ligada a la calidad". |