En marzo del año 2007 la FIFA llega a Chile para evaluar la infraestructura con la que el país pretendía acoger las actividades del Mundial Femenino de Fútbol y determina que los recintos existentes no contaban con el estándar que se requería. De esta forma, con la FIFA aún de visita en Chile, la ANFP solicita a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, el apoyo del Gobierno para realizar las inversiones necesarias para poder concretar el sueño de ser sede del Mundial. Entendiendo la trascendencia del evento y los beneficios que podría traer al país, el Gobierno compromete los fondos, sin que hasta ese minuto se tuviera claridad de las sumas exactas de inversión que este megaproyecto requeriría y que implicaba remodelar completamente los recintos en Santiago (La Florida), Coquimbo, Chillán y Temuco. En junio del mismo año se clarifica mejor el escenario y se hace partícipe del proyecto al MOP, tras lo cual se firma un convenio de trabajo entre el Ministerio, las municipalidades anfitrionas y Chiledeportes, para iniciar el proceso y hacer realidad el proyecto. "La construcción se transforma verdaderamente en una carrera contra el tiempo, donde en menos de un año había que construir completamente cuatro estadios; porque en un principio se pensó en remodelar, pero el profundo deterioro de los recintos determinó que había que construirlos prácticamente desde cero", recuerda Claudia Silva. En este contexto, el estadio de Temuco era el único que medianamente ofrecía elementos posibles de ser remodelados, sin embargo, el bajo nivel de inclinación con que contaba hizo necesario demolerlo y construirlo de nuevo, al igual que los otros recintos. De esta forma, el proyecto se inicia con un concurso de ideas al que se llama a todas las oficinas de arquitectura, inscritas en el MOP en primera categoría o con características similares, que aseguraran un alto nivel de experiencia y capacidad para enfrentar la obras en un breve período de tiempo. En 40 días estas oficinas entregaron un anteproyecto, entre los que se escogieron propuestas que destacaron por su alto desarrollo planimétrico y funcional. Un proveedor de confianza Las obras empiezan en febrero del 2008, a cargo de la constructora Incaurbana en Coquimbo, BCF en Chillán y La Florida, y SOCOVESA en Temuco. En este punto comienza el proceso de selección de materiales y proveedores, donde el MOP se hace cargo de la supervisión general del proyecto y de generar las especificaciones necesarias para asegurar su calidad. "Se trata -a juicio de Claudia Silva- de la forma que tiene el MOP de fijar un estándar mínimo para obras de fuerte impacto social, porque están asociadas a la recreación y la posibilidad de acceder al deporte y la entretención de los ciudadanos. Obras que han implicado una gran inversión de parte del Gobierno, que como principio están contenidas en el programa de la Presidenta Bachelet, y que se espera duren muchos años". De esta forma, se fija una serie de criterios para la selección de materiales, especificación que en el caso del galvanizado de las estructuras fue, finalmente, de la marca B.Bosch. "Lo que nosotros hacemos con las constructoras es realizar especificaciones técnicas que aseguren calidad, pero luego son las constructoras las que optan o no por un producto. Lo que es una exigencia es que si la constructora propone una alternativa ésta sea igualmente efectiva que la que nosotros señalamos", explica Silva. Así las cosas, las tres constructoras involucradas en el proyecto optaron por el servicio de galvanizado de las estructuras del acero, a partir de un completo análisis, donde se combinó calidad del producto, competitividad en el precio y respaldo de una empresa confiable como B.Bosch. "La marca B.Bosch con su División Galvanizado es de gran prestigio en el mercado -comenta Silva- y nosotros ya habíamos trabajado con ella en proyectos anteriores, por lo que en esta ocasión tuvimos la confianza de volver a especificarla". Respuesta y respaldo El trabajo de B.Bosch con el proyecto de los estadios mundialistas fue intenso y completo, e incluyó una serie de visitas al Ministerio para dar cuenta de las características del producto y ofrecer las mejores soluciones. Junto con esto, el desempeño de B.Bosch se caracterizó por ofrecer una muy buena respuesta de provisión de materiales, muy alineada con las necesidades y requerimientos de un proyecto que trabajó desde un principio con tiempos muy acotados. A esto se suma un muy buen comportamiento del material galvanizado, que destaca por ser manejable, con gran respuesta frente a la corrosión y una apariencia estéticamente muy agradable. "La opción de trabajar estadios en base a estructuras de acero galvanizadas responde a la confianza que entrega este tipo de material en términos de solidez, ductilidad y términos de uso. Todo lo cual se revaloriza con un buen sistema de impermeabilización, principalmente cuando estamos hablando de estructuras que estarán expuestas a las consecuencias del clima, como el sol y la lluvia", comenta la especialista del MOP. |