Aplicados al área de la construcción en Chile, existen tres grandes tipos de grupos electrógenos. Están los de combustión a bencina, petróleo diesel y gas; este último, con poco nivel de éxito en nuestro país, producto de los problemas de suministro energético. En el caso del petróleo diesel, Chile funciona con la normativa europea, la que impone fuertes restricciones que limitan en parte su uso, dejando a los equipos a bencina como los más demandados en nuestro país. La oferta en este sentido es variada, donde destacan marcas mundialmente conocidas y que operan en Chile, junto a grandes cadenas de distribución. "Se trata de equipos autónomos, respaldados por servicios técnicos que en la práctica han demostrado responder eficientemente a las necesidades de uso del cliente", destaca Carlos Manríquez G., Coordinador de las Carreras de Construcción DuocUC Plaza Oeste. A nivel de potencias, la oferta en Chile va de los 10 a 150 kVA, 20 a 400 kVA y 12 a 2.000 kVA para equipos fijos; y de 4 a 10 kVA para portátiles, encontrándose presente prácticamente toda la gama de máquinas existente a nivel mundial. En términos de costos comparativos de adquisición, para equipos de 10 kVA, la relación es US$5.000 para diesel y gas; para 60 kVA, US$13,000 y US$10,000, diesel y gas respectivamente; y para 100 kVA, US$18.000 y US$13.500, en los mismos casos. En cuanto a costos operativos, para los 10 kVA tenemos 4.1 m³/h en gas natural, 1.5 m³/h en gas licuado y 2.5 lt/h en diesel; para los de 60 kVA, 17.5 m³/h en gas natural, 7.1 m³/h en gas licuado y 11 lt/h en diesel; por último, para los 100 kVA, 28.4 m³/h en gas natural, 11.2 m³/h en gas licuado y 18.2 lt/h en diesel. La demanda Durante los últimos años se observa un crecimiento significativo de la demanda por grupos electrógenos, eminentemente para edificios de altura. De esta forma, destacan dos tipos de cliente: las grandes empresas y los particulares. "En el caso de las empresas constructoras, sólo en los últimos meses me ha tocado participar en la construcción de dos edificios habitacionales de altura que han optado por instalar grupos electrógenos desde la concepción del proyecto, lo que me hace concluir que existe una demanda interesante por este tipo de equipos en Chile, motivada desde hace algunos años por los problemas de continuidad energética que hemos enfrentado", explica José Encina, Constructor Civil y Académico de la Escuela de Construcción de DuocUC. En el caso de los particulares, la instalación de este tipo de equipos se restringe exclusivamente a casas de más de 400 m², tanto para construcciones nuevas como para antiguas. En el caso de los condominios de casas, prima el mismo criterio, registrándose muy pocas experiencias en este sentido. La explicación, a juicio de los especialistas, se encuentra en el análisis de costos, enfocados más a la mantención que al costo inicial de los equipos, los que con el paso del tiempo se están haciendo cada vez más accesibles. "El principal problema para la masificación de los grupos electrógenos en la construcción de casas es el costo de mantención, la que se debe hacer al menos cada seis meses, lo cual es muy caro de asumir para la mayoría de las viviendas. El caso de los edificios de altura es distinto, porque las necesidades inherentes a este tipo de construcciones, como el funcionamiento de ascensores y bombas de agua, hacen más demandados estos productos. En este sentido, la tendencia tecnológica apunta a disminuir los costos de mantención y a fabricar máquinas más pequeñas y funcionales", comenta Carlos Manríquez G. Con todo, antes de comprar un grupo electrógeno los especialistas señalan que es fundamental dimensionar la unidad correcta para cumplir con cada necesidad, considerando aspectos como naturaleza y comportamiento de las cargas y régimen de operación (prime, continuo o stand-by). Junto con esto, es muy importante conocer la capacidad de respuesta de la empresa proveedora que se elija, la que debe implicar tanto asesoría técnica como comercial. A nivel tecnológico Si bien los grupos electrógenos más comunes siguen siendo los alimentados con combustible, en la búsqueda por trabajar con energías más limpias, recientemente han ido ganando cierto terreno los equipos a gas. "En Chile existe disponibilidad de este tipo de equipos, pero su recepción sigue siendo tibia, motivada en importante medida por el desconocimiento de sus ventajas y por el constante temor al desabastecimiento de gas", explica Encina. Paralelamente a esto, la tecnología en el caso de los equipos que funcionan con petróleo y bencina, está tendiendo a desarrollar máquinas menos contaminantes. "A todo esto se suma la tendencia por fabricar equipos cada vez más pequeños, fáciles de manejar y con costos de mantención menores, lo que sin duda ayudará a masificar su puesta en marcha en ámbitos donde aún no han llegado sus claros beneficios", concluye Manríquez. |