Las aleaciones de cobre se han utilizado en la arquitectura durante miles de años. El uso tradicional del metal para cubiertas y revestimientos en la construcción se acentúa con el renovado interés de la arquitectura moderna por el cobre y sus aleaciones debido a sus propiedades naturales y, quizás especialmente, por su excelente resistencia a la corrosión atmosférica.
El cobre y sus aleaciones también se utilizan en la manufactura de accesorios de diseño interior y objetos decorativos. Picaportes, pomos y cerraduras son los artículos de ferretería que a menudo se encuentran en las casas de todo el mundo. Cada vez se utiliza más el cobre y el latón para estos fines (Ver Figura 1).

Fontanería y calefacción
El tubo de cobre es el material de fontanería de referencia para los sistemas de agua potable y de calefacción de la mayoría de los países europeos, y el material preferido por los profesionales de la fontanería e ingeniería térmica.
El tubo de cobre y sus accesorios pueden utilizarse en cualquier parte del sistema de fontanería o calefacción. El metal es resistente y maleable, los sistemas se pueden ensamblar previamente o in situ. La popularidad del cobre se basa en una combinación de propiedades que lo hacen único, es capaz de resistir temperaturas extremas sin sufrir ningún tipo de degradación, es resistente a la corrosión y a altas presiones del agua, no se quema, mantiene su forma y dureza en entornos a altas temperaturas, y ofrece un servicio de larga duración.
Además, el cobre brinda una protección excelente contra los contaminantes del suministro de agua doméstico. No deja pasar fluidos, gérmenes, oxígeno, ni rayos ultravioleta. El metal rojo no absorbe las sustancias orgánicas por lo que éstas no pueden reblandecerlo. Además es un mineral reciclable, lo que beneficia al medioambiente (Ver Figura 2).

Utilización racional de la energía
Se estima que más del 8% del consumo energético en los hogares y empresas europeas se pierde debido al modo en que los equipos han sido diseñados e instalados. Dado que la electricidad es la energía más cara -cerca de ocho veces más que el carbón y tres veces más que el gas- cualquier razón es buena para utilizarla eficientemente, optimizando el rendimiento energético.
Las pérdidas energéticas de los equipos eléctricos son causadas por la resistencia eléctrica de los conductores y las pérdidas del material magnético que pueden ocurrir principalmente en motores, transformadores y en todos los cableados. El cobre es uno de los materiales claves cuando se trata de mejorar el rendimiento energético de un equipo eléctrico. La alta conductividad es una de sus propiedades más importantes, y el 60% del cobre que se produce actualmente se utiliza en aplicaciones eléctricas.
La identificación de las oportunidades de ahorro en el consumo energético debe realizarse de manera sistemática para que se demuestre que las iniciativas propuestas son las que producirán los mayores beneficios. Las principales oportunidades de mejorar el rendimiento energético se presentan durante la planificación de edificios nuevos, cuando es fácil determinar el coste marginal de los equipos de alto rendimiento, la vida útil es mayor y apenas existe diferencia entre los costes de instalación (Ver Figura 3).