El principal desafío fue adaptar el antiguo hotel, que es una rígida estructura de muros y losas, sin espacio posible para un sistema de climatización por cielos falsos. Debido a esto presentaba un panorama de cajas de climatización que colgaban de las ventanas de cada pieza a la manera de parásitos sin ningún criterio estético.
Diseño creativo
Se optó por proteger esas cajas dentro de una caja mayor con la misma terminación que se utilizó para el edificio, una textura orgánica pintada. Estas, además de servir para ocultar las cajas de acondicionamiento, se utilizaron como estructura soportante de celosías de madera que protegen del sol y aíslan de la avenida en la que se ubica el hotel. Para el segundo volumen se optó por la misma solución, ya que la normativa del sector permite volúmenes de un alto máximo de 14 metros.
Al desarrollar el edificio nuevo con plantas que dejan libre 2.5 metros de altura interior se consiguió un edificio de cinco pisos, los que no hubieran sido posibles con el sistema de cielo falso. Esto significó un piso más con seis habitaciones.
Al tener el nuevo edificio mayor altura interior entre plantas que el antiguo edificio (2.28 metros), se generó entre ambos volúmenes una pasarela única de conexión en el tercer piso (además de la conexión a nivel tierra); esta pasarela vincula ambos volúmenes en desnivel creando un puente inclinado.
El programa se resolvió con una planta baja pública, donde en el volumen conector se encuentra el hall de acceso de cuatro alturas al que se abalconan las circulaciones de ambos edificios.
En el edificio antiguo se dispuso el comedor y en el edificio nuevo el estar, un bar y sala de conferencia y reunión. En los pisos intermedios de ambos volúmenes se encuentran las habitaciones y en el último piso se ubicaron el gimnasio, salas de sauna y relajación, la piscina y la terraza abierta a la ciudad, la Cordillera de Los Andes y los Cerros del Norte.
