La tendencia es realizar, aun en edificios nuevos, proyectos de calefacción tradicionales, generando una brecha importante entre lo que demanda realmente el edificio y el consumo de energías primarias. La realización de proyectos innovadores en el ámbito de la calefacción permite disminuir los costos de inversión en nuevos proyectos o renovaciones y asegurar un menor consumo energético durante la vida útil restante del edificio. Además, una optimización del proyecto de calefacción en etapa de diseño, permite a la larga disminuir costos de mantenimiento y operación.
Evolución de los sistemas y posibles ahorros
La primera evolución de la calefacción en el país ha sido orientada por una fuerte tendencia a mejorar la envolvente térmica de los edificios, a su vez generada por la adopción (voluntaria) de certificaciones internacionales o bien el levantamiento de algunos estándares del MOP (términos de referencia que incluyen eficiencia energética) e iniciativas como la Certificación de Edificios Sustentables del instituto de la Construcción. No obstante, en la práctica aún se observa una desconexión entre el proyecto de arquitectura y el proyecto de calefacción final implementado, por el desconocimiento del costo beneficio de los sistemas de calefacción. Pese a ello, los proyectos han evidenciado una mejora (aun siendo diseñados de la manera tradicional) en virtud de la disponibilidad natural de nuevas tecnologías, como calderas de condensación (que operadas correctamente tienen una eficiencia de un 10% por sobre las convencionales), bombas de calor (que permiten el precalentamiento del agua caliente de calefacción (ACC) o el calentamiento directo a baja temperatura), radiadores y sistemas de distribución más eficientes, así como equipos puntales más eficientes.
Ya pensando en un control más específico de los sistemas de generación, existen dispositivos que permiten mejorar la eficiencia de las centrales térmicas basados en curvas de control según la temperatura ambiente, como nuevos quemadores o algunas calderas que tienen estos conceptos ya incluidos. Existen en el mercado algunos controladores por termostatos que generan una eficiencia no más allá de un 7%, aunque estos cada vez están más obsoletos en virtud de que las nuevas tecnologías de quemadores y calderas vienen con estos sistemas incluidos y de fácil programación. Finalmente, existen dispositivos como el Heat Guard, diseñado por Energy Tracking, que permiten aumentar la eficiencia de los sistemas, debido a que la filosofía de control se basa en una integración completa de todos los componentes del sistema y que permite tomar decisiones no solo basado en la temperatura ambiente, sino que en la demanda real de calefacción del edificio, capacidad que se ve aumentada debido a que es capaz de integrar varias fuentes de energía (renovable o no renovable) de manera eficiente y al menor costo final.
Con la inclusión de nuevos dispositivos o sistemas, y pensando en sistemas activos, se puede conseguir ahorros entre un 5% y 30 o 40% dependiendo de los niveles de inversión de cada proyecto. Ello sugiere que en Chile existen grandes oportunidades debido a que en la práctica se observa que en edificios nuevos o por construir estos porcentajes son alcanzables, porque si bien los sistemas de distribución han mejorado, existe aún una reticencia en cuanto a generar proyectos nuevos fuera de los márgenes establecidos por los diseños tradicionales, y si bien en los edificios antiguos podría existir un potencial mayor, la posibilidad de intervenirlos con nueva tecnología es limitada. Así, hay grandes posibilidades de ahorro aunque el usuario crea que por tener un edificio nuevo o “moderno” es más eficiente o tiene menos potencial de realizar mejoras. Hoy los proyectos mejoran a través de la inclusión de tecnología más moderna que es más eficiente, por lo menos nominalmente, pero los diseños se siguen basando en cálculos y lógicas de operación tradicionales.
Fuente: Exequiel Ojeda, Gerente Comercial Energy Tracking.