| Por Ariel Rappaport, Gerente General de Ralei Grupo Inmobiliario. | | | | | | Dentro de los aportes que podemos realizar para lograr este cometido está, por ejemplo, buscar mecanismos que favorezcan el uso racional de los recursos energéticos, el bienestar acústico, la planificación de espacios inteligentes y el fomento del deporte y vida sana, además de incorporar modelos de negocio que permitan ofrecer un mejor bienestar al usuario y al planeta, incluyendo sistemas no convencionales de calentamiento de agua sanitaria, sistemas de ascensores con autogeneración de energía, proyectos de riego y paisajismo de bajo consumo de agua, entre otros. Planificar el crecimiento urbano Un factor no menos importante, es la planificación a nivel gubernamental. Nuestro país, y en especial la Región Metropolitana, han experimentado una expansión urbana que ha llevado a utilizar terrenos que no necesariamente estaban dedicados para estos fines, como es el caso de comunas como Puente Alto y San Bernardo. Otras como Maipú y Quilicura, en 10 años se han duplicado y triplicado respectivamente. El crecimiento económico y mejores ingresos de las familias indudablemente han potenciado la demanda habitacional, pero la carencia de infraestructura y planificación han implicado traumas urbanos. Por otro lado, la oferta inmobiliaria está muy limitada. Según un estudio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica, los terrenos disponibles para el desarrollo de conjuntos habitacionales en el Gran Santiago son 1.893 hectáreas. En 2007, la disponibilidad era de 2.850 hectáreas. El consumo de suelo en estos cinco años fue de 957 hectáreas, es decir, 191,4 hectáreas anuales. De mantenerse este nivel de consumo, en el año 2022 se agotaría el suelo disponible en Santiago. Resulta evidente la necesidad de planificar el crecimiento urbano y dar mejores soluciones para la calidad de vida de los ciudadanos. Se ha conversado ampliamente respecto de la necesidad de aumentar la densificación, permitir la construcción en altura y otorgar mayores coeficientes de constructibilidad, principalmente para las zonas aledañas a Autopistas Urbanas y a los ejes del Metro, pero siempre asociado a medidas de mitigación asociadas a la conservación y cuidado del medioambiente. En resumen, el desarrollo de un modelo de negocio inmobiliario responsable con el medioambiente, invita a los consumidores de estos bienes a vivir más responsablemente con el cuidado del planeta. Se debe privilegiar el diseño de proyectos integrales, con conectividad y cercanía a áreas de esparcimiento, utilización de materiales amistosos con el medioambiente para promover el uso racional y eficiente de los recursos naturales. Esto, sumado a políticas públicas adecuadas y acordes a las necesidades urbanas, permitirá ofrecer un producto diferenciado y contribuir a una mejor calidad de vida en una ciudad más armónica y con mayor conciencia medioambiental. | |