El conjunto tendrá un total de 442 locales en una superficie de 7.550 m² aproximados, distribuidos en las siguientes superficies parciales estimadas: Pérgola San Francisco: 49 locales con 774 m²; Pérgola Santa María: 41 locales con 661,2 m²; y Mercado Tirso de Molina: 352 locales con 6.114,6 m².
Pérgola de las Flores
Las Pérgolas de las Flores de San Francisco y Santa María basan su diseño en la reinterpretación de las fachadas continuas de los barrios vecinos en Recoleta e Independencia y la configuración de un espacio interior. Un grueso muro de albañilería de ladrillos es la nueva fachada que define un interior que se anima por la luz, el colorido y perfume de las flores.
Los locales de dos niveles -para la venta y trabajo diario el inferior y para la bodega y almacenaje el superior-, se disponen en el perímetro abriéndose al patio cubierto interior. Las esquinas se marcan y celebran con ochavos y pequeñas aberturas, en tanto el color y la materialidad se hacen unitarios con el entorno inmediato.
Los accesos se presentan como zaguanes de transición que muestran desde la calle el interior de cada pérgola. Si bien los exteriores destacan por su atractivo volumétrico y formal, es en el interior donde las pérgolas cobran todo su valor. Un gran patio, semicubierto y sin apoyos intermedios recibe al visitante. La cubierta permite el paso de la luz pero no del sol, posibilita la ventilación y produce un juego de sombras geométricas en el plano del suelo.
Como un remanso en medio de la ciudad, la Pérgola San Francisco y la Pérgola Santa María se presentan absolutamente renovadas. Una renovación que se diseña según las necesidades de los usuarios, que se fundó en la tradición del lugar y la búsqueda de la armonía con el entorno.
Mercado Tirso de Molina
El nuevo Mercado se concibió como una gran cubierta que descansa sobre una trama de altos pilares. Como árboles artificiales, los módulos de la cubierta de 6 x 6 m definen una planta libre y flexible para la instalación de los locales en dos niveles. Cada módulo está conformado por una estructura piramidal invertida con techo traslucido que genera la iluminación interior reinterpretando el follaje de los árboles. Un juego de luces y sombras se produce en todo el interior y dibuja en los volúmenes y en el suelo múltiples formas.
En el espacio central que recorre a lo largo todo el edificio se disponen escaleras permitiendo la relación espacial entre ambos niveles y logrando que el espacio interior se entienda como uno solo.
En el segundo nivel se ubican locales de cafeterías que se abren a la vista hacia el río Mapocho y el Parque Forestal. El lugar es abierto y ventilado, amplio y de fácil acceso. En el subsuelo se ubican servicios higiénicos y recintos de apoyo.

El interior se percibe como un gran espacio que se relaciona entre los distintos niveles y con el exterior urbano. Las vinculaciones son ordenadas y jerarquizadas según su escala y proporción. Una plaza exterior abierta se regala a la ciudad y articula la conexión con la pérgola de las flores Santa María.
La volumetría exterior busca asociarse armónicamente con la Pérgola de las Flores. Volúmenes de igual altura, modulación y materialidad forman una sola unidad entre los tres edificios.