¿Qué se entiende por edificación sostenible? Más que un término, la edificación sostenible implica una nueva visión del proceso constructivo de la edificación, con el fin de reducir el impacto al medioambiente, optimizar el consumo energético, generar nuevas fuentes de energía y, en definitiva, promover una educación social donde toda la comunidad vele por su bien común bajo una perspectiva de edificación distinta. ¿Cuáles son los aspectos que involucra esta tendencia? En la construcción sostenible debe imperar el concepto de "economía de rotación en la gestión de residuos en el proceso constructivo", que consiste en que desde que se planifica y diseña un edificio, no sólo debe considerarse su vida útil, sino que además su mantención, rehabilitación, "desconstrucción" y reciclado. Una vez que estas construcciones cumplen su vida útil no se deben derribar o demoler, sino más bien des-construir, de manera de que los materiales que salgan de ese proceso puedan reciclarse y producir otros a utilizarse en nuevas edificaciones. Así, se consigue un doble objetivo: extraer menos recursos naturales al momento de edificar y disminuir el impacto ambiental a través de una baja en la producción de residuos. ¿De qué depende la viabilidad de este tipo de edificación? Depende, básicamente, de que todos los actores de la sociedad tomen parte en esta nueva visión de edificación sostenible. Desde el punto de vista de la planificación urbanística, los planes generales de construcción del territorio deben contemplar las necesidades actuales, pero también las futuras, incluyendo aspectos como el crecimiento demográfico. En la edificación como tal, deben emplearse, por ejemplo, materiales que permitan una adecuada mantención y un posterior reciclado y desconstrucción. Asimismo, los consumidores que habitan estos edificios deben asumir su cuota de responsabilidad, haciéndose cargo de una adecuada mantención del edificio. ¿Cuál es el rol de la administración pública en este tema? La administración pública desempeña un rol clave, pues debe vincularse en cuatro etapas fundamentales, que son regulación, control, programación y gestión del residuo. Es importante, por ejemplo, impulsar una normativa en torno al tema y establecer una suerte de estándar mínimo de edificación sostenible para las constructoras, incentivándose a aquéllas que lo superen. También sería de gran utilidad que se estipularan parámetros de mantenimiento para el consumidor. ¿Qué ocurre a nivel de educación e información? Es necesario desarrollar programas de educación e información orientados a crear una concientización social en torno a este tema e impulsar una cultura que permita reducir y gestionar de mejor manera los residuos de construcción y desconstrucción. Una obra edificada de manera sostenible no hace el cambio. Más allá de obras aisladas, lo que se requiere es una nueva visión de edificación sostenible en la que se vincule a toda la sociedad. ¿Cómo es la realidad existente en España en este sentido? La ley de ordenación de edificación en España contempla prácticas como las mencionadas, estableciéndose requisitos básicos que deben cumplir los edificios con el fin de garantizar la seguridad de las personas, el bienestar de la sociedad y la protección del medioambiente. En general, tanto en España como en otros países de Europa este tema es de gran importancia, desarrollo que responde, a mi juicio, a un tema de necesidades. Ahora que la crisis energética y el impacto ambiental son temas más globalizados, seguramente esta nueva tendencia de edificación también tendrá más peso en otros territorios.
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