¿Cuál es su visión en torno al debate generado sobre derogar el crédito especial de IVA al sector? Creemos que actualmente se está dando un análisis estereotipado respecto de este crédito, ya que se ha postulado que es una exención a favor de las empresas constructoras, lo cual no corresponde con la realidad. Este sistema que opera hace 30 años surgió con el objetivo controlar la actividad de la construcción y, al mismo tiempo, fomentarla, contexto dentro del cual las empresas constructoras sólo actúan como recaudadoras de esta ventaja tributaria cuyos beneficios, finalmente, se traspasan al comprador de la vivienda, que puede acceder a una propiedad con un precio accesible a su presupuesto. ¿Qué efectos ocasionaría derogar esta exención? Indudablemente se produciría un aumento en el precio de las viviendas, que fluctuaría entre un 6% a un 10%, dependiendo de los valores de terrenos. Hoy, en un mercado tan competitivo como el inmobiliario, donde las barreras de entrada son muy bajas, existe un gran equilibrio entre la oferta y la demanda, no existiendo márgenes excepcionales, todo lo cual favorece a los consumidores, que exigen cada vez más una mayor calidad. De eliminarse este crédito especial, se restarán alrededor de US$200 millones de compradores de viviendas al negocio. ¿Cómo se verían afectados los proyectos inmobiliarios? Al frenarse la inversión, se va a construir menos metros cuadrados, ya que las personas que requieran adquirir una vivienda, seguramente invertirán en una más pequeña. Evidentemente lo anterior derivará en una menor actividad, disminución en la compra de materiales y en la contratación de mano de obra, que en cifras de la CChC implicará 14.000 empleos directos y 21.000 indirectos menos. ¿Cómo relacionan esta medida con el actual déficit habitacional? Gracias al fomento que ha existido a lo largo del tiempo en la construcción de viviendas, más del 70% de las familias chilenas ha logrado acceder a su casa propia, lo que responde más bien a estándares propios de países desarrollados. Chile tiene niveles de producción cercanos a las 120.000 a 130.000 viviendas anuales y si se produce un freno a la inversión, evidentemente ello afectará los esfuerzos en torno a combatir el déficit habitacional. |