En Estados Unidos, de hecho, las soldaduras a base de plomo fueron prohibidas en la década de 1980; y en 1996 se sacó de las bencinas. Lo mismo ha pasado con la fabricación de pinturas y juguetes así como en la industria electrónica. En esta última, la directiva 2002/95/CE de Restricción de ciertas Sustancias Peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos, RoHS, del inglés "Restriction of Hazardous Substances", fue adoptada en febrero de 2003 por la Unión Europea, restringiendo el uso de seis materiales peligrosos en la fabricación de varios tipos de equipos eléctricos y electrónicos, entre ellos, el plomo.
La importancia de un mayor control
Sin embargo el plomo sigue presente, y en muchos casos por falta de fiscalización. Un ejemplo de ello es que aún se prefiere la soldadura con plomo para unir las cañerías de cobre, utilizadas en la actualidad en cerca del 25% de las construcciones nuevas y en las reparaciones a las construcciones existentes. Esto, porque es más barato que la soldadura sin plomo. Sólo para ejemplificar: una soldadura 50% plomo + 50% estaño vale menos de la mitad que una 95% estaño + 5% antimonio y aunque lo que se gasta en soldadura dentro de un proyecto no sobrepasa el 1% (0.5% aprox.) del costo total de la inversión, se continúa prefiriendo por ese motivo.
Así, no sólo las casas antiguas pueden ser una fuente de plomo en el agua para beber, sino también en las que recién se están construyendo. Y aunque muchos aseguran que como la soldadura va por fuera de la cañería ésta no entraría en contacto con el agua que transporta, estudios internacionales afirman lo contrario. El peligro está latente. De hecho, de acuerdo a un estudio de Agua 10, de España, por término medio, se calcula que el plomo en el agua potable -producto de la corrosión de cañerías- contribuye del 10 al 20% a que los niños entren en contacto con este metal.
Esto no es nuevo, ya en la Antigua Roma el agua que se bebía era distribuida por cañerías fabricadas con plomo, lo que provocó graves daños cerebrales a sus ciudadanos. Y es que el plomo es una sustancia tóxica que, silenciosamente, puede acumularse en el organismo de una persona y causar estragos en el sistema nervioso central.
Elegir cuidadosamente
A pesar de que existe un concepto de preocupación respecto del plomo, en Chile no lo hay respecto del agua que pasa por las cañerías de cobre soldadas con este tipo de soldadura, que tiene un 50% de plomo y un 50% de estaño. Aunque existe la Norma NCH 951 que indica que "la soldadura empleada debe tener componente de plomo no mayor al 0,2%", ésta no se cumple ni fiscaliza adecuadamente. Por ello, debemos ser más conscientes y rigurosos al respecto.
Hoy, el mercado ofrece cada vez más diversas gamas de productos más armónicos con el medio ambiente y la salud de las personas. La soldadura sin plomo es sólo una parte de toda una tendencia global hacia un entorno de productos conocidos como "green", por lo que en Chile no podemos descuidarnos.