¿Por qué nace esta entidad? En Chile no existe un criterio común orientado a aprovechar las fuentes renovables. En Europa nos ven como un país indolente en lo que se refiere a ahorro de energías, y es cierto, pues a nivel oficial y privado, nadie se ha preocupado formalmente de este tema. Falta una mayor comprensión de los fenómenos naturales para asimilarlos; además la inversión y desarrollo en esta área son escasos. A ello se suma las malas experiencias acaecidas en el pasado con productos que se comercializaron, lo provocó que muchas de las empresas que forman parte de este rubro estén despresti-giadas. Así, faltaba una organización capaz de generar diálogo y exigir normas a la autoridad sobre este asunto, pero que además reconociera estos problemas y asumiera la solución de ellos. ¿Cuál es la posición del Estado? ¿Existen políticas al respecto? No existe ningún tipo de política pública. Se requiere, al menos, cierto grado de control frente a la importación de equipos y al proceso de insta-lación. Al Estado le falta jugarse por esta posición y seguir el ejemplo de países más avanzados que apoyan concretamente las energías renovables. Está comprobado que con este tipo de equipamiento se puede ahorrar hasta un 70% del costo anual en calentamiento de agua. El Estado nunca se preocupó de esto, salvo cuando comenzaron las alzas paulatinas del precio de los combustibles. Es más, la matriz energética chilena está atrasada en cerca de 15% con respecto a las necesidades que hoy tiene el país en materia de energía. ¿Qué grado de desarrollo y aplicabilidad tiene este tipo de sistema en Chile? En el corto plazo, los sistemas solar térmico y fotovoltaico son los únicos capaces de ser aplicados de manera funcional. Lo mismo ocurre con la energía eólica, que incluso cuenta con las turbinas necesarias para ser puestas en marcha en tres o cuatro meses. ¿Qué trabas afrontan Chile? La principal es el costo inicial de los equipos. En el caso del calentamiento de aguas, la inversión se paga entre 5 a 7 años, dependiendo del costo de la energía alternativa. Para calentar 10 mil litros de agua, se necesitan $40 millones. Hoy buscamos apoyo en la banca privada, pero es complicado, porque no les conviene trabajar con créditos blandos. Además, buscamos sensibilizar al Estado con el fin que entregue subsidios a viviendas básicas e imponga algún tipo de reducción de impuestos. CORFO creó una línea de crédito para aplicar estas tecnologías, con dinero proveniente de países europeos. Un aspecto clave es que la propia empresa privada desarrolle un mayor grado de compromiso hacia el cuidado del medio ambiente. |