¿Cuáles fueron los alcances generales de esta nueva ley? Lo más destacado de esta normativa fue que fijó los estándares mínimos que deben cumplir las viviendas en nuestro país, considerando la diversidad climática del territorio nacional y el factor de ahorro de energía en pos del bienestar habitacional. Todo esto, considerando que una vivienda bien diseñada debe apuntar a alcanzar el llamado Balance Térmico, un equilibrio en que las pérdidas de energía son equivalentes a las ganancias térmicas, considerando que las pérdidas térmicas por cielo y techumbre son del orden del 60%; por muros, de un 20%; ventanas, 10%; y pisos, 10%. En resumen, se trata también de compatibilizar el bienestar de las personas con el impacto que esto tiene a nivel social, porque una vivienda con problemas de aislamiento térmico genera daños a la atmósfera y problemas de contaminación. ¿Qué ha ocurrido con la normativa en el área acústica? La búsqueda en este sentido ha estado dada por establecer estándares mínimos de confort habitacional para los usuarios de viviendas, donde -para el caso de los departamentos, por ejemplo- se han fijado especificaciones para los entrepisos (losas estructurales), con índices mínimos frente a ruidos aéreos de 45 dB (A) y máximos frente a ruidos de impacto de 75 dB. Por su parte, para los muros medianeros o divisorios, incluyendo los de pasillo, se especificaron índices mínimos de ruidos aéreos de 45 dB (A). ¿Cuáles son los problemas para una construcción que no cumple con la normativa? Ultimamente se ha hablado mucho del concepto de "vivienda enferma", lo que guarda relación con el grave nivel de deterioro de las construcciones por efecto de la humedad por condensación superficial, provocada generalmente por la falta de aislamiento térmico en muros y techos, además de la insuficiente ventilación de los ambientes. Así, es fundamental sumar a la solución de aislamiento térmico la llamada Barrera de Vapor, para muros y techos, un concepto que está detallado en la ley pero que no se está cumpliendo y que si fuera implementado protegería mejor las estructuras y vida útil de los elementos envolventes de las viviendas. ¿Cómo ha sido la penetración de la normativa en el quehacer cotidiano de la construcción? Hoy contamos con una normativa adecuada, que fija los estándares mínimos necesarios, y que si se cumpliera a cabalidad resolvería efectivamente los problemas térmicos y acústicos que afectan a un número importante de viviendas en Chile. Sin embargo, el problema radica principalmente en que la fiscalización ha resultado ser insuficiente, dejando el tema del cumplimiento de la norma casi completamente en manos de la conciencia de las constructoras y las exigencias de los usuarios, lo que es muy riesgoso. Junto con esto, hace falta mayor información y rigurosidad en las especificaciones de los aislantes y un mayor celo de parte de los revisores de proyectos y control de las Direcciones de Obras. Es necesario también guiar de mejor forma al usuario a la hora de comprar, donde -por ejemplo- hay que poner atención en los factores R-100 mínimos que establece la norma para cada zona geográfica, y que deben estar en las especificaciones de todos los productos aislantes; esto, junto con exigir que existan los espesores definidos por la ley en las tiendas, lo que desgraciadamente no está ocurriendo. |