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Intel había anunciado hace un tiempo la construcción de una nueva fábrica en Magdeburgo (Alemania), para aumentar su capacidad de fabricación en la Unión Europea. Según la empresa, serían las instalaciones de fabricación de semiconductores más grandes y avanzadas de Europa, y el gobierno alemán se comprometió a aportar una cantidad importante para su construcción.
Intel se dio cuenta al tiempo que el levantamiento de la planta iba a conllevar una mayor inversión, por lo que le solicitó más dinero al gobierno alemán, lo que fue rechazado.
De acuerdo con el Ministro de Finanzas de Alemania, Christian Lindner, “no hay más dinero disponible en el presupuesto. Estamos intentando consolidar el presupuesto, no intentando ampliarlo”.
En un comienzo, la construcción y puesta en marcha de la fábrica en Magdeburgo tendría un costo de US$ 18.700 millones, de los cuales la compañía recibiría US$ 7.200 millones por parte del estado alemán. Pero la construcción comenzó a retrasarse, y debido al alza de los precios de la energía, los costos materiales y la inflación, el monto total ascendería hoy a US$ 31.600 millones.
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