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| Natalia Gajardo, directora de Asuntos Estudiantiles de CIISA. |
Por Natalia Gajardo, directora de Asuntos Estudiantiles de CIISA
A lo largo del tiempo muchas mujeres han hecho aportes relevantes a los avances tecnológicos de la humanidad. La matemática y escritora británica Ada Lovelace (1815-1852), por ejemplo, se hizo célebre publicando el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, lo que la convierte en la primera programadora de la historia.
La austríaca Hedwig Eva Maria Kiesler, que se hizo famosa en una primera instancia como estrella de Hollywood, fue reconocida como la científica que, a partir de su trabajo con George Antheil y para combatir a los nazis en la Segunda Guerra Mundial desarrolla la patente de un sistema de guía por radio para torpedos que empleaba el espectro ensanchado y tecnología de salto de frecuencia, sentando las bases para lo que posteriormente serían el Bluetooth y el Wi-Fi.
En Chile, la astrónoma y astrofísica Paula Jofré fue destacada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del planeta.
Como las mencionadas, muchas otras mujeres han sido pioneras aportando al mundo sus descubrimientos. Y, sin embargo, es una realidad que no se visibiliza a nivel general.
Muchas mujeres brillan en las tecnologías, pero pocas siguen este camino. Y las pocas que nadan contra la corriente desertan menos que los hombres: un estudio del Servicio de Información de Educación Superior (SiES) revela que un 74,7% de las mujeres vs. 70,2% de los hombres, continúan en el segundo año. Pero, al mismo tiempo, el número de mujeres que ingresan a estudiar uno de esos planes de estudios es notoriamente menor que el de hombres, y a la vez, tienen menos oportunidades para desarrollarse laboralmente, llegando pocas a cargos de jefatura y gerenciales.
En el Instituto Profesional de Ciencias Tecnológicas, CIISA, esta es una realidad que notamos y lamentamos, porque conlleva que el mundo tecnológico pierde mucho talento por no considerar a las mujeres. No obstante, estamos tratando de derribar las barreras que contribuyen a crear esta realidad. Una de ellas es abriendo programas académicos tecnológicos en modalidad online que evitan dedicar tiempo y dinero a traslados.
Más carreras a distancia relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM), permitirá a esas mujeres multitask, que asumen el 100% de las labores domésticas, o se llevan el peso del hogar, siendo madres y cuidadoras, comenzar estudios en un ámbito que no requiere necesariamente de presencialidad, a diferencia de otras carreras.
Además, ofrecen alta empleabilidad y buenos niveles de remuneraciones. Alguien que estudie una de esas carreras en modalidad online puede terminarla en 2,5 años y perfectamente podrá, el día de mañana, estar trabajando en una multinacional. El reciente Reporte de Contratación Global publicado por la startup Deel Lab for Global Employment destaca que los sueldos de los trabajadores chilenos contratados por empresas extranjeras en modalidad remota aumentaron un 67% desde 2021. Chile se ubica en el tercer lugar en Latinoamérica con los mejores sueldos y en la clasificación por carreras, los ingenieros informáticos se perfilan como los primeros trabajadores verdaderamente globales, según el informe.
Con todo, hay un problema cultural, de status quo, de poco reconocimiento y visibilidad que lleva a que gran parte de las mujeres no se incline por el mundo de la tecnología. Las humanidades siguen siendo el gran imán del talento femenino.
Aunque muchas brechas culturales que vienen de los hogares y del colegio han ido quedando atrás y se ha avanzado en cuanto a equidad de roles, este es un problema que persiste y se nota incluso en los liceos técnico-profesionales.
En ese sentido, las carreras online son una alternativa perfecta, porque se puede avanzar en la formación y complementarlo con otros roles. Adicionalmente, en CIISA estamos potenciando ambientes igualitarios para que las mujeres no se sientan discriminadas al estar en un ambiente ‘masculinizado’, incluyendo protocolos de equidad de género y contra el acoso sexual acorde a las leyes chilenas y políticas internas.
Nuestro objetivo como institución es disminuir la diferencia de 88% contra 12% que existe actualmente en CIISA entre hombres y mujeres, respectivamente. Y también aportar capital humano femenino en el ámbito de las ciencias tecnológicas chilenas que se sumen, por qué no, a figuras como la de Paula Jofré.
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