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DISCOS DE ESTADO SÓLIDO (SDD) El almacenamiento que viene | | | | | Los discos de estado sólido (o SDD, por sus siglas en inglés) cumplen prácticamente las mismas funciones que un disco duro giratorio tradicional (HDD), es decir, guardar los datos mientras el sistema está apagado. La diferencia está en la tecnología que los impulsa: los HDDs almacenan la información en las capas magnéticas de los platos giratorios, mientras que los SSD lo hacen en chips interconectados de memoria flash que conservan la información, incluso cuando no hay alimentación eléctrica presente. Si bien son tecnologías similares, estos chips difieren de las memorias flash en un pendrive, siendo mucho más rápidos, confiables y caros. Ahora bien, se pueden instalar de forma permanente en la placa base del sistema (como en ultrabooks y netbooks), en una tarjeta PCI/PCIe (en algunas workstations de gama alta), o en un formato similar a los de HDD, para usarlo como disco duro de un notebook o de un PC de escritorio. Diferencias entre un SSD y un HDD Aunque hagan el mismo trabajo, los SDD y los HDD son bastante distintos, comenzando por el precio. En términos de dólar por GB, por un disco de igual capacidad y factor de forma, un SSD podría ser desde tres hasta 10 veces más caro. Además, las unidades SSD alcanzan (hasta el momento) un máximo de 1 TB, pero generalmente se emplean unidades de 128-500 GB como unidades primarias de sistema. Ahora bien, se podría hacer un raid de SSDs para tener un equipo de trabajo, digamos, audiovisual con un storage de 4 TB. Donde realmente sobresalen los discos duros de estado sólido, es en las velocidades de lectura/escritura. Un PC equipado con un SSD parte en segundos, inicia aplicaciones más rápido, y tiene un mayor rendimiento en general. En cambio, un disco duro requiere tiempo para acelerar las especificaciones de funcionamiento, y continuará siendo más lento que un SSD durante el funcionamiento normal. Además, debido a sus superficies rotativas de grabación, los HDD funcionan mejor con archivos grandes que se graban en bloques contiguos. De esta manera, el cabezal de la unidad puede iniciar y finalizar su lectura en un movimiento continuo. Cuando los discos duros empiezan a llenarse, los archivos grandes pueden fragmentarse, es decir, sus pedazos se reparten por todo el plato del disco, lo que afecta seriamente el rendimiento de éste. En cambio, los SSD no tienen un cabezal de lectura físico, por lo que son inherentemente más rápidos, y nunca se fragmentan. De igual modo, un SSD no tiene partes móviles (como lo indica su nombre estado sólido), por lo que tiene más posibilidades de conservar seguros sus datos en caso de una caída o un sacudón. Un HDD estaciona sus cabezales cuando está apagado, pero éstos se mueven a cientos de kilómetros por hora cuando están en funcionamiento. Por esa razón, un golpe brusco al equipo puede significar un rayón en el plato giratorio del disco, arruinándolo para siempre. Ahora, ya existen en el mercado nacional varios proveedores que están ofreciendo una completa gama de SSD para distintas aplicaciones. Si bien los HDD seguirán siendo demandados en el país (por razones de precio), varios analistas sostienen que ya se ha alcanzado el tipping point para que comience a crecer más sostenidamente la demanda por los SSD, siendo los principales atributos por los que los están prefiriendo los usuarios la rapidez y seguridad. | |
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Julio 2013 |
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