El vertiginoso ritmo del progreso tecnológico no ha logrado percolar al ritmo necesario en la formación del personal de ventas del canal, y menos aún en los niveles de comprensión del mercado masivo. Esto es particularmente notorio en cuanto a las baterías para aparatos electrónicos, donde se suele escuchar aún hoy en las tiendas y en las conversaciones entre amigos recomendaciones tremendamente erróneas. Se suele aconsejar, por ejemplo, que, antes de usar por primera vez el aparato, se le de una carga prolongada de unas doce 12 horas. También se enfatiza que, para evitar el efecto memoria que reduce la capacidad de las baterías, hay que evitar las cargas incompletas, y que para maximizar su desempeño es mejor agotar por completo la batería antes de volver a cargarla. Todo cambia Estas eran recomendaciones que pudieron ser apropiadas en la época en que los equipos electrónicos usaban baterías níquel-cadmio (Ni-Cd), pero resultan contraproducentes en la actualidad, en que por regla general estos aparatos utilizan baterías del tipo Litio-Ion (Li-Ion), que son de una naturaleza diferente. Aparte de ser mucho más eficientes, las baterías Li-Ion no necesitan de cargas iniciales prolongadas, y no sufren de efecto memoria, por lo que no tienen problemas con las cargas parciales. De hecho, descargar totalmente una batería Li-Ion con frecuencia no sólo no aumenta su vida útil, sino que suele acortarla radicalmente al activar un mecanismo de bloqueo. Esta idea equivocada explica más del 80% de las fallas tempranas en este tipo de baterías. Sólo en el caso de baterías Li-Ion para notebooks, que están dotadas de válvulas de medición que pueden descalibrarse con el uso, resulta recomendable agotarlas por completo ocasionalmente para recalibrar dichas válvulas. Pero no más que una vez cada 30 ciclos aproximadamente. En el caso de notebooks que se ocupan casi todo el tiempo conectados a la red eléctrica, conviene retirarles la batería mientras estén enchufados (sellando el compartimento para la batería de alguna manera en caso de que estén expuestos a mucho polvo o humedad). De otro modo, las baterías soportarán altas temperaturas y una exigencia de carga constante, lo que es la mejor receta para reducir su vida útil a no más de un año. Si no se va a usar una batería de Litio-Ion durante meses, conviene dejarla con una carga inicial de alrededor de 40% de su capacidad (que es el nivel con que salen de fábrica). En ningún caso deben almacenarse descargadas, pues suele ser fatal. Vale la pena recordar que las baterías no son baratas, y que si son bien cuidadas, pueden durar hasta unos 1.000 ciclos de carga/descarga. Mal cuidadas pueden durar menos de 200 ciclos.
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