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En importante tema de seguimiento se ha convertido, por sus alcances, para el gremio del transporte de carga, el fenómeno de posición dominante por grandes compañías navieras que vinculan el servicio terrestre al flete marítimo original, como parte de su modelo de negocios.
La Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile ha detectado que esta práctica realizada por empresas internacionales sobrepasa, en los hechos, la libertad de competir para firmas pequeñas, medianas, e incluso grandes del transporte terrestre.
Cifras de los operadores indican que, hasta unos 17.000 camiones en todos los puertos del país, enfrentan la posibilidad de quedar fuera de mercado por el comportamiento que dichas compañías ejercen. En este caso, los transportistas señalan que amarrar los fletes marítimos al despacho carretero en un mismo pack de servicios aparece como una competencia desleal.
Navieras como Maersk, Hamburg Sud y Mediterranean Shipping Company manejan un inmenso volumen de contenedores, con lo cual pueden integrar los tramos marítimos y el despacho final por carretera al cliente, mediante subsidiarias. Los operadores locales advierten que el efecto es una depreciación notable del valor real del flete a su lugar de destino final, con la amenaza de ser expulsados del mercado por tarifas.
“Nosotros entendemos que la operación normal de las grandes compañías navieras es el transporte por barcos de carga contenedorizada. Expandir ese ámbito fuera de los puertos y a los tráficos terrestres es intervenir en un negocio que solo se puede hacer cuando al cliente se le ofrecen tarifas muy bajas, depreciadas, que escapan de la realidad”, señaló el Presidente de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile, Juan Araya.
La posibilidad de que los operadores chilenos sean directamente afectados por prácticas que podrían ser monopólicas - al cerrar el mercado estas compañías -, es bastante real. El Presidente de la Federación de Empresarios del Transporte de la Octava Región, Germán Faúndez, entregó un dato.
“En los puertos de la región del Bío Bío son unos 7.000 vehículos los que serían afectados. En forma muy conservadora si lo extendemos a nivel nacional, fácilmente se alcanza los 17.000 camiones que quedarían desplazados”, señala el dirigente. “Solo transnacionales muy poderosas, con subsidiarias en los países donde operan, pueden aplicar ese modelo de posición dominante. Algo así no es bueno para la libre competencia”, afirmó Faúndez.
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