|
|
|
Una enorme inversión debería realizar la industria marítima de transporte a nivel global para cumplir con los objetivos de reducir, de cara a 2050, en un 50% la emisión de gases de efecto invernadero registrada en 2008, una meta que se trazó la Organización Marítima Internacional (IMO), agencia de la ONU que regula la actividad de carga. ¿Qué tan grande es esa inversión? En ningún caso menor a un billón de dólares.
Según un estudio realizado por UMAS y la Comisión de Transiciones Energéticas para la “Getting to Cero Coalition”, la transición requiere importantes inversiones en infraestructura en producción de combustibles nuevos y cadenas de suministro. Tan importante como lo anterior es la creación de una flota nueva o enteramente modernizada. No obstante, según el estudio, el 87% de la inversión debe realizarse “en tierra”, es decir, en infraestructura portuaria para el desarrollo de combustibles limpios y los depósitos portuarios para el abastecimiento.
Para reducir a la mitad las emisiones oscila entre US$1 billón y US$1.4 billones, o dicho de otro modo, un promedio de US$50-70 mil millones anuales durante 20 años. Ahora, si la idea fuese descarbonizar completamente la industria para 2050, será necesario invertir US$400 mil millones durante 20 años, lo que elevará el total a una cifra que fluctúa entre los US$1.4 billones y los US$1.9 billones.
“Necesitamos entender la escala del desafío para resolverlo. El cambio del envío a fuentes de energía con cero emisiones de carbono requiere importantes inversiones en infraestructura. La inversión necesaria debe verse en el contexto de las inversiones mundiales en energía, que en 2018 ascendieron a $ 1.85 billones. Esto ilustra que la transición ecológica del transporte marítimo es considerable, pero ciertamente está al alcance si se implementan las medidas políticas correctas”, señaló Johannah Christensen, Directora Gerente, Jefa de Proyectos y Programas en el Foro Marítimo Global, un socio de Getting to Zero Coalition.
“La infraestructura energética y los buques son activos intensivos en capital de larga vida que normalmente evolucionan lentamente. Sin embargo, en las próximas 3 décadas, nuestro análisis sugiere que veremos un cambio disruptivo y rápido para alinearnos con un nuevo sistema de cero carbono, con los activos alineados con combustibles fósiles que se vuelven obsoletos o que necesitan una modificación significativa”, indicó Tristan Smith, del UCL Energy Institute.
|