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Entre un 3% y un 5% de toda la fruta que es exportada no alcanza a llegar a la mesa de los consumidores debido a su descomposición durante el traslado. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Concepción desarrollaron un papel para envoltorio capaz de retrasar el proceso de degradación.
Se trata de un papel especial a base de pino radiata y algas, según informó la Corporación de la Madera, Corma. De acuerdo a lo informado por el gremio forestal, esta innovación prosperó gracias a la alianza con la casa de estudio penquista y a la labor, con apoyo de Corfo, de la fábrica de papel BO Paper Bio Bio.
Denominado “papel bioactivo algal”, este producto surgió de las investigaciones desarrolladas en el Laboratorio Gibmar, del Centro de Biotecnología y Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, quienes fueron liderados por el director del laboratorio, Cristián Agurto.
“El objetivo de este proyecto es validar y producir un valor activo que permite reducir hasta en un 60% las pérdidas de fruta por oxidación y descomposición por acción microbiana postcosecha, que se producen durante el proceso de almacenaje y transporte”, señaló Agurto.
En tanto, el Jefe Comercial de Bo Paper Bío Bío, Gonzalo Hillerns, dijo “a fines de este año o a principios del próximo podríamos tener el producto. Nuestro proceso productivo es 100% de fibra virgen, es decir, tomamos el árbol, lo convertimos en pulpa mecánica, algo que es relevante mencionar, ya que se usa un 96-98% del árbol y todo se va al papel”, comentó.
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