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Entre octubre y noviembre será ingresado al Tribunal de la Libre Competencia y al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental el proyecto del nuevo megapuerto en San Antonio, de manera de lograr avances concretos este año que permitan cumplir el cronograma de puesta en marcha de la obra, la que se espera reciba su primera nave en 2026.
Así lo anunció el Presidente de la Empresa Portuaria de San Antonio (EPSA), José Luis Mardones, en el marco de la reunión de Consejo Ampliado del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), en la que se informó en detalle los alcances técnicos y económicos del proyecto que involucrará una inversión total de US$ 3.366 millones. De ellos, cerca de US$ 900 millones serán aporte estatal y el resto capitales privados.
El ejecutivo destacó que el objetivo es ir despejando las diversas instancias de tramitación que deben cumplir iniciativas de inversión de esta envergadura y dar certezas a los potenciales inversionistas en ámbitos tan cruciales como el legal y ambiental. EPSA tiene previsto licitar la concesión del molo de abrigo en el 2019 y del primer terminal en el 2020.
La idea de un nuevo puerto exterior o megapuerto en San Antonio se empezó a gestar en el 2009, luego que diversos análisis señalaran que hacia el 2026 la demanda de transferencia de contenedores, en puertos de la Región de Valparaíso, superará la capacidad máxima, lo que hará necesario aumentar significativamente la oferta de infraestructura.
Sólo entre 2014 y 2017, EPSA ha invertido $9.500 millones en el diseño del proyecto, monto que considera el desarrollo de la ingeniería de factibilidad y básica, línea de base ambiental, estudio de impacto ambiental, modelo de negocios, análisis multimodal del corredor y estudios de terreno, entre otros.
“Este proyecto permitirá facilitar los flujos de comercio, al generar las condiciones para operar carga de importación y exportación con gran eficiencia. Esto debería expresarse en una reducción de los costos de transacción del comercio exterior con un efecto muy favorable en los precios de los productos que se transan en Chile, así como en la disminución de los costos de nuestras exportaciones”, destacó el secretario ejecutivo del CPI, Carlos Cruz.
Agregó que, además, el nuevo puerto podría representar una ventaja competitiva frente a los terminales de más al norte y de la costa Atlántica, canalizando una mayor cantidad de carga a través de Chile, con un efecto positivo en los ingresos por exportación de servicios, empleo y remuneraciones para nuestros trabajadores portuarios.
El nuevo puerto tendrá una capacidad de 6.000.000 de TEU anuales, que se distribuirán en dos terminales semiautomáticos, que se concesionarán por separado, que contarán con sistemas de grúas de última generación.
El proyecto, entre otras obras, considera la construcción de un corredor multimodal que unirá Santiago con San Antonio y que permitirá la circulación de carros de doble stacking, con capacidad de 248 TEUs/tren. Se espera que por vía ferroviaria se transfiera el 40% de la carga del nuevo puerto. La inversión del corredor demandará US$ 1.052 millones.
“Estamos diseñando una obra de infraestructura de clase mundial, con altos estándares de innovación y elementos diferenciadores”, enfatizó Mardones.
La iniciativa de EPSA incorpora, además, numerosas obras que se realizarán para lograr una mejor integración del puerto con la ciudad de San Antonio. Entre ellas está la habilitación y remodelación de amplios sectores del borde costero, a través del desarrollo de explanadas, un muelle turístico, áreas verdes, senderos, miradores y proyectos inmobiliarios tanto comerciales como residenciales.
En lo ambiental, se diseñará un plan de manejo para la desembocadura del Río Maipo, dentro del que se proyecta levantar un Parque de la Biodiversidad y un Centro Interpretativo Turístico, con zonas de descanso y avistamiento de la avifauna.
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