Con el objetivo de atraer un mayor volumen de inversión privada a este tipo de infraestructuras y mejorar con ello la competitividad del país, Brasil modificó su política sobre duración y renovación de las licencias portuarias.
La duración de las licencias para operación portuaria era, hasta ahora, de 25 años sin posibilidad de renovación.
La nueva normativa establece que las licencias de operación portuaria tendrán a partir de ahora una duración de 35 años y se podrán renovar, hasta alcanzar un máximo de 70 años de concesión.
La medida se puso en marcha después de comprobar el éxito de las últimas licitaciones en materia de aeropuertos y tendido eléctrico, en las que se habían introducido cambios similares.
De cara al futuro se espera que este cambio normativo permita aumentar la capacidad de los puertos para exportar productos como la soja, el café o el azúcar.
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