Brasil está preparando una reunión del Grupo de los 20 (G-20) en Río de Janeiro, con el fin de revivir las negociaciones de la Ronda de Doha y evitar que tanto ésta como la OMC misma, por implicancia, sean declaradas oficialmente muertas. En realidad, son muy pocos los países que quieren desahuciar a Doha y a la OMC. El propio Ministro de Comercio de India, Kamal Nath, quien es señalado por muchos como uno de los principales responsables del fracaso en Ginebra, dio una importante señal de disposición a seguir negociando al declarar luego del cierre de esas negociaciones que "yo le rogaría al Director General de la OMC que trate esto como una pausa, y no como un rompimiento, y que mantenga en la mesa lo que está allí". Por esto, el canciller brasileño, Celso Amorim, está optimista en cuanto a los resultados de la reunión de Río. Dijo que este encuentro va a ser "una reunión de evaluación y para trazar estrategias". La idea es aprovechar que negociadores del G-20 de la India y Sudáfrica estarán en un encuentro cumbre en Brasilia con el mandatario anfitrión el 13 de septiembre, para reestablecer la unidad del G-20 luego de su profunda división durante las últimas jornadas de negociación en Ginebra a finales de julio. En la última jornada negociadora en Ginebra, Brasil (respaldado por miembros del G-20 como Egipto, Filipinas, Paraguay y Uruguay) se jugó con todo para apoyar la fórmula de compromiso que proponía Pascal Lamy, el Director General de la OMC, para el mecanismo de salvaguardia especial (MSE) para proteger a los países en desarrollo contra el incremento súbito de las importaciones de productos alimenticios. Pero ellos no lograron persuadir al grupo dentro del G-20 liderado por India y China (que incluyó a Argentina y Sudáfrica entre otros), quienes se negaron hasta el final a aceptar que el MSE incluyera restricciones significativas en términos de volumen de importaciones mínimo a partir del cual se activaría el mecanismo, o limitaciones a las magnitudes de las medidas correctivas. Fue esta insistencia inflexible en un MSE prácticamente sin restricciones lo que llevó al impasse en las negociaciones de Ginebra, culminando finalmente en su fracaso. India y China presentaron la disputa como una confrontación Norte-Sur, pero varios de los países del G-20 se contaron entre los más vigorosos detractores de su fórmula para el MSE. Los 21 miembros del Grupo de los 20 El G-20 surgió en septiembre del 2003 en una reunión ministerial de la OMC. Liderados por India y Brasil, 20 países "en desarrollo" que tienen un importante potencial en agricultura de exportación y suman más de 3.500 millones de habitantes, decidieron coordinarse para presentar una posición común en las negociaciones comerciales multilaterales. Desde entonces se agregó un integrante más, y ahora el G-20 tiene 21 países miembros: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, China, Cuba, Egipto, Filipinas, Guatemala, India, Indonesia, México, Nigeria, Paquistán, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia, Tanzania, Uruguay, Venezuela y Zimbabwe. | El canciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano declaró ya en la sesión inaugural de las negociaciones de Ginebra que esa fórmula "va a llevar a países como Paraguay a perder todo lo que pudieron haber obtenido en materia de acceso a mercados, ya que Paraguay destina más del 70% de sus exportaciones agrícolas a otros países en desarrollo". Brasil está ahora haciendo todo lo que está a su alcance por lograr que el G-20 se pronuncie de manera inequívoca a favor de retomar las negociaciones de Doha dentro de unos meses. Amorim ha confrontado duramente a quienes argumentan que la OMC no funciona, y proponen crear una nueva instancia para resolver los problemas del comercio internacional. "No existe alternativa a la OMC", dijo enfáticamente. "Si no sale bien la Ronda de Doha, el perjuicio será gravísimo. No sólo para Brasil, sino para todos, porque le señalaría al mundo la quiebra del sistema multilateral, y lo sumergiría en una ola de proteccionismo". Añadió que "estamos viviendo una emergencia en el área de las relaciones comerciales, y de lo que se trata es de sacar a la OMC de la UTI. Pero no para llevarla al crematorio, como dicen algunos, sino para revivirla y hacer que lleguemos a un acuerdo". |