Pérdidas cuantitativas y cualitativas Además de la carga que no llegó a destino en la fecha prevista, con los consecuentes quiebres de stock en los mercados de destino, las ventas que no se produjeron durante los 15 días de paro portuario serán muy difíciles de recuperar. Incluso, podrían provocar mermas en las ventas futuras. Como explica Ignacio Espinoza, "es muy difícil recuperar la venta perdida. Los pedidos se pueden reembarcar, pero en el resultado global habrá una disminución de las ventas, porque durante esas tres semanas el consumidor entró a la tienda o al supermercado y al no haber vino chileno o argentino disponible -porque por el puerto de San Antonio se embarca vino procedente de esos países- compró de otro país, como australiano o sudafricano". La probable compra de un producto sustituto del vino chileno podría tener consecuencias a mediano y largo plazo para los exportadores locales, que claramente van más allá de la pérdida de ventas durante las casi tres semanas en las que la carga estuvo detenida. "El costo comercial no se evaluó en este paro. La prensa masiva no lo siguió, las autoridades no intervinieron y, en definitiva, no se hizo nada por impedir una huelga ilegal, que viola el estado de derecho del país, con nefastas consecuencias para la industria exportadora", señala el Gerente de Operaciones de Gori. Costos eludibles A pesar que en casos extremos como éstos los quiebres de stock y la pérdida irrecuperable de las ventas tienen un costo ineludible, las empresas que participan de la industria exportadora del vino tienen mucho que hacer para disminuir las pérdidas que enfrentan por una causa de fuerza mayor, como puede ser un cierre de puerto. Según Fernando Herrera, si los exportadores no se hicieran cargo de la logística hasta la puesta en FOB no tendrían que asumir los costos que eso tiene, con todas las externalidades que acarrea. "Si vendieran Ex cellar, especialmente las viñas medianas y pequeñas, traspasarían ese riesgo a un operador logístico. Aunque un paro afecta siempre la cadena logística del producto y, al final, su costo, el exportador puede resguardarse al vender su carga desde su almacén una vez terminado su producto, porque desde ahí es el importador, a través de un operador logístico la mayoría de las veces, quien se hace cargo de llevar el vino hacia su mercado de destino. Así trabajan en Francia, Italia y España, que son los principales países productores de vino", afirma. En otras palabras, para maximizar sus utilidades, las viñas Pyme deben concentrar sus esfuerzos en producir y comercializar su vino, dejando en manos de expertos el transporte hacia el consumidor final. De esta manera, es posible evitar costos por sobreestadía de camiones retenidos, detención de contenedores y por concepto de traslados entre puertos. A nivel macro, Ignacio Espinoza y Fernando Herrera señalan que es posible desprender algunas lecciones importantes. Primero, que lo más conveniente para una viña de tamaño pequeño y mediano es vender Ex cellar, o contratar un operador que se haga cargo de la logística y de la puesta en FOB; especialmente en un mercado con condiciones muchas veces variables. Segundo, que los operadores logísticos asociados a la ALOG deben hacer presión para revertir un paro portuario, de volver a ocurrir. No es posible detener el puerto más importante de Chile durante dos semanas porque eso daña la imagen del mercado chileno como exportador y siembra dudas sobre la idoneidad de los puertos chilenos como puerta de entrada y salida al mundo. |