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Diseñado para resistir y lucirse

A pesar de haber sobrevivido duras condiciones de transporte, los envases y embalajes deben verse impecables en el punto de venta. Para eso, deben diseñarse tomando en cuenta las exigencias de la cadena logística y seleccionando materiales adecuados.

Cómo lograr que la fruta esté impecable luego de un largo viaje es un dilema no menor en cuanto a decisiones de diseño de envases y embalajes para cualquier producto y, en particular, cuando se agrega a los factores de impacto, la cadena de frío y un transporte intercontinental que incluye manipulación de carga en sitios de embarque antes de exhibirse en un punto de venta. Por ello, el diseño de los componentes y la selección de los materiales deben orientarse a la protección de los frutos desde varios puntos de vista: su conservación adecuada en un trayecto donde se controla la maduración buscando una prolongada vida útil, problemas fisiológicos que pueden surgir (ya que son productos en desarrollo), y una excelente presentación. Agreguemos a esto un adecuado manejo de los descartes de envases y embalajes post consumo incorporando la rotulación vigente.

La selección de materiales para envasar fruta debe tomar en cuenta factores tales como que pueda estar en contacto con la fruta sin dañarla ni transferir elementos nocivos a la salud, o consolidar más de una unidad en un embalaje secundario, el que permite transportar mayor cantidad de piezas en un solo empaque. En el último caso, junto con agruparlas, deben estar lo suficientemente separadas unas de otras para evitar roce y machucones, lo que finalmente acelera problemas fisiológicos, junto con impedir su venta. Para ello se ocupan, por ejemplo, papeles especiales, bolsas de polietileno para racimos, bandejas de pulpa, mallas de poliestireno individuales para frutos delicados u otros elementos. Sin embargo, el uso de estos materiales también implica incrementar el volumen interior del embalaje y tomar en cuenta que pueden interferir con los flujos de aire frío necesarios para la adecuada conservación de la fruta, que sigue "respirando" y madurando en el trayecto. Por ello, la ubicación de cada pieza debe controlarse, así como la ubicación de las perforaciones en los costados, por ejemplo, de las cajas de cartón corrugado.

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Papeles de colores contrastantes protegen la fruta y facilitan la manipulación. Garantizando la calidad de la fruta, se reducen daños por manipulación excesiva.

A su vez, la estiba de las cajas de cartón corrugado tomará en cuenta estos flujos de aire, evitando bloquear su paso entre columnas y filas.

Entre los daños más frecuentes a tomar en cuenta están los denominados "daños mecánicos", causados por impacto, vibración y compresión de la fruta durante el transporte, los que deben evitarse empleando materiales y productos que amortiguan los golpes y movimiento, evitando transferirlo a la fruta. La compresión se produce principalmente cuando se colocan demasiadas frutas en cada caja, pretendiendo optimizar el espacio; esto genera una curvatura del embalaje, el cual a su vez causa un mal apilamiento y así, consecutivamente, daño a las demás cajas, además de daño entre frutos. Por ello, algunos elementos usados dentro del embalaje pueden variar en dimensiones con distintos calibres de fruta. Se debe evitar que la fruta se toque entre sí o toque la cara o fondo del embalaje.

La vibración de la carga paletizada se puede reducir estibando correctamente el pallet y empleando material de amarre adecuado. En este caso, la fruta, que por estar suelta se mueve dentro del embalaje, puede rodar y rozar otra fruta, provocando machucones y daños que imposibilitan su venta. Para evitar esto, se debe llegar al punto justo de inmovilización entre frutos e impedir su sobreempacado.

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Los formatos de supermercados tienden a ocupar cada vez más los embalajes de transporte directamente como expositores en el punto de venta, aprovechando su resistencia y superficie gráfica.

A su vez, las condiciones de transporte aéreo y marítimo presentan diferencias de exigencias relacionadas al tiempo de transporte, seguridad, formatos, resistencia a shock y vibraciones y manipulación de las cargas. Para ello es necesario informarse con los agentes de transporte expertos que determinan y regulan las condiciones del embalaje tanto desde el punto de vista de requerimientos de usuario, como de la seguridad en vuelo y protección de carga como, por ejemplo, IATA (International Air Transport Association) y la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional).

Sólo un producto adecuadamente consolidado y que resista las solicitaciones del transporte podrá llegar finalmente a la mesa de consumidores cada día más exigentes en calidad, presentación y sabor.

Materiales de embalaje para frutas

Jiffy pads: Material acolchado para proteger capas de fruta.

Bandejas de pulpa para fruta: Separan, ordenan, protegen y destacan la fruta.

Bandejas de cartón corrugado: Apilables, se fijan entre ellas para reducir su deslizamiento con la aleta en los costados.

Bandejas tipo clamshell: Termoformadas, ofrecen buena visibilidad y apilamiento en el punto de venta. Suelen consolidarse en cajas de cartón corrugado.

Por María Loreto Valdés Arrieta, Diseñadora, Miembro IPPO (International Packaging Press Organization).  lorevaldes@mi.cl

Septiembre 2009
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