Considerando la relevancia de la cadena de frío en sus procesos, ¿de qué manera la vigilan?
A través de dos sistemas: uno orientado al control del mercado nacional y otro para el de exportación. Si bien el origen de los productos para ambos mercados es el mismo, porque se puede fabricar en las mismas plantas faenadoras, su conservación en frío es distinta. La producción nacional se concentra en productos frescos y refrigerados -en casi 90%-, mientras que el de exportación está focalizado en congelados.

Por lo tanto, los protocolos de manejo también son distintos…
Así es. Los productos refrigerados se manejan entre 0º y 2º, mientras que los congelados por debajo de los -18º. Los destinados al mercado nacional se transportan en camiones y camionetas refrigeradas, a los que además agregamos sistemas de control de temperatura en línea, de manera de asegurar la calidad del producto cuando llega al punto de venta. Para los productos de exportación, luego de su producción, donde existen diversos protocolos y procedimientos internos, siempre antes de ingresar a las cámaras del frigorífico se controla nuevamente la temperatura y se ecualizan éstas de ser necesario en cámaras o túneles para así cumplir con tener una temperatura por debajo de los -18ºC. Posteriormente, al momento de la carga se exige siempre que los contenedores hagan un pre frío que asegure cargar éstas en un ambiente que logre ser equivalente a la temperatura del producto, es decir, no se carga nada si no tiene el contenedor una temperatura interior por debajo de los -18ºC. Todos estos procesos de recepción y carga, además de poseer procedimientos y controles internos, son visados y supervisados por doctores veterinarios del SAG. Una vez que el contenedor llega a puerto, la naviera vuelve a controlar su temperatura, la cual no puede superar los -16ºC para su ingreso a la nave y posterior embarque. Cuando la nave llega a puerto de destino y la carga es entregada al cliente, éste último revisa la temperatura de todo el trayecto, ya que dentro del contenedor introducimos un termógrafo que registra la fluctuación térmica en todo momento, la que puede ser contrastada con los registros internos de la naviera.

En definitiva, los controles son numerosos y exhaustivos, basados en procedimientos internos y tecnología, estando a cargo de nosotros directamente como también de nuestros proveedores, ya que en los contratos de servicio establecemos penalización en caso de pérdida de la cadena de frío.

Además del control de temperatura, ¿qué otros desafíos tiene su dinámica logística?
Asegurar un despacho lo más rápido posible de los productos refrigerados, que son de corta vida útil (promedio 12 días), con tal de que permanezcan el menor tiempo posible en nuestras bodegas, respetando un riguroso FEFO. A eso se suma que al ser nosotros un productor integrado hasta la comercialización, estamos más expuestos a las variaciones de la demanda y a cumplir con el desafío de poder pronosticar el abastecerla adecuadamente. Por lo tanto, producimos y rápidamente debemos mover la cadena para entregar al cliente el producto en perfecto estado, con la mayor cantidad de vida útil posible. Todos estos movimientos de productos son realizados por camiones que son controlados con GPS y con control de temperatura tanto en línea como a través de termógrafos, porque así nos aseguramos de tener la redundancia necesaria en caso de fallar alguno de estos sistemas de control.

¿En qué medida externalizan su operación logística?
En un porcentaje importante. Creo que, como en todas las empresas del tamaño de Ariztía, es necesario trabajar con operadores logísticos para manejar aspectos como la variabilidad productiva y comercial, que son intrínsecos a este tipo de negocios. Hoy, es un requisito tener proveedores que permitan tener una flexibilidad para que sus clientes puedan aumentar o reducir sus capacidades durante el año sin sufrir desmedros en el servicio. Es por eso que hemos externalizado el transporte, tanto de abastecimiento a regiones como de reparto a clientes, así como también el almacenaje de los productos congelados y, en menor medida, servicios completos que contengan tanto almacenaje como distribución.

Mantenemos centralizado el control de la planificación y todos los sistemas internos de calidad que supervisan el servicio entregado por cada uno de los proveedores externos con los que trabajamos.

¿Cómo describiría el mapa logístico de Ariztía?
Tenemos una actividad intensa, ya que generamos más de 12 millones de kilos al mes de productos finales en un abanico amplio de productos frescos y congelados, cada uno con distintas condiciones de manejo. A su vez, estos productos son elaborados en distintas plantas y deben ser trasladados a las distintas sucursales regionales en los tiempos apropiados al menor costo posible. Esto obliga a tener diseñados sistemas de planificación y de abastecimiento claros y ágiles que permitan tomar decisiones a tiempo que entreguen soluciones óptimas integrales de la operación. Si a esto se le suma el crecimiento que presenta nuestra venta en los meses de septiembre y diciembre (este último con más de un 30% de incremento con respecto a un mes normal) y concentrado en algunos días de la semana, se hace imprescindible tener un sistema robusto que demande cada vez mayor precisión y, por ende, uso de tecnología.

¿Cuáles son los principales desafíos de su Gerencia Logística?
Esta gerencia se creó hace un año y medio y la primera misión que tuvimos fue formar el equipo de trabajo y estipular los objetivos iniciales enfocados en la optimización de costos y ordenamiento de procesos con sus indicadores de gestión. Hecho eso, nos dedicamos a estudiar el proceso de venta y el de producción, para entender cómo modelar la venta y lograr que la oferta y la demanda estén en equilibrio. Hoy, constantemente estamos analizando la relación entre estas variables, para así poder optimizar nuestros flujos de decisión a lo largo de la cadena de abastecimiento. Asimismo, permanentemente tenemos el desafío de disminuir los tiempos de permanencia de los productos terminados en nuestras bodegas, cumplir las ventanas horarias de abastecimiento a nuestras sucursales, estructurar y modelar los procesos de reparto a los clientes finales y medir toda etapa que nos pueda generar variabilidad en los procesos y que nos altere alguno de estos objetivos. Junto con eso, estamos en pleno proceso de ingeniería logística, elaborando las bases técnicas de ampliación de nuestro centro de distribución en Santiago.

A su juicio, ¿qué falta por mejorar en el manejo de la cadena de distribución en Chile?
Si bien existen muchos avances a nivel local, principalmente respecto de la introducción y uso de tecnologías, la mayoría de los operadores logísticos se sigue centrando en los negocios de altos volúmenes, sólo de productos de peso fijo y condiciones estándares asociadas a la distribución de grandes clientes como supermercados y/o mayoristas, faltando la visión de negocio global que incluya soluciones logísticas para el canal minorista y Horeca (Hotel/Restaurant/Café).