¿En qué nivel de desarrollo está la industria de transporte expreso en Chile?
Está muy bien posicionada, por cuanto tenemos una gran experiencia de trabajo en alianzas público-privadas con entes como el Servicio Nacional de Aduanas, desde hace más de una década. Eso nos pone en el foco que hoy se busca, porque cada vez es más claro que el potencial de desarrollo de nuestro país está mediatizado por la capacidad que exista, tanto en el sector público como en el privado, de alinearse estratégicamente en pos de objetivos "beneficio-país".

¿Alinearse ha sido una decisión o una obligación?
Las dos cosas. Esta industria necesita que sus regulaciones se muevan a una velocidad mucho mayor, y ha demostrado a las autoridades que es necesario contar con normativas y procesos lo más eficientes posible. Por otro lado, la capacidad de las empresas de transporte expreso de generar asociatividad al interior de la industria le ha permitido estandarizar procesos y avanzar con mucha rapidez en esos ámbitos.

¿La apertura comercial de Chile -TLCs y cielos abiertos- le juega a favor al sector?
Sí. La estrategia global que ha venido desarrollando nuestro país es coherente con los objetivos de la industria del transporte expreso. Sin embargo, a pesar de tener una política de cielos abiertos y de haber suscrito más de 57 Tratados de Libre Comercio, un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, establece que una de las debilidades de nuestro país es su distancia respecto del resto del mundo; por lo tanto, es necesario establecer un marco regulatorio que facilite y haga eficiente el paso de la carga expresa, desde y hacia Chile. En otras palabras, convertirnos en un centro de distribución logístico desde Asia y hacia el mercado asiático, por ejemplo, permitiría generar un volumen tal que los costos unitarios para llegar a nuestro país serían muy convenientes.

Como país, ¿estamos en condiciones de asumir ese desafío?
Justamente ahí están los grandes desafíos de este sector y la necesidad urgente de establecer alianzas público-privadas a todo nivel. De acuerdo a una investigación de desempeño logístico del Banco Mundial, a nivel de normativa, regulaciones e infraestructura logística, estamos en el lugar 44; una señal de que hay mucho por hacer, y rápido, porque para el 2025 se espera que la economía de Asia llegue a los niveles de desarrollo de Estados Unidos, y para constituir una alternativa de tránsito debemos ofrecer menores costos, mayores niveles de eficiencia y regulaciones que faciliten un tránsito rápido de los productos. Sin duda, el gran esfuerzo que tenemos que hacer es avanzar en infraestructura, en capacitación de los recursos humanos involucrados y, especialmente, en cuanto a procedimientos y normativas a nivel de los entes fiscalizadores de frontera. Como país debemos ser capaces de garantizar procesos fluidos y asegurar costos más convenientes.

¿De ahí la importancia del "de minimis"?
Así es. Para ser competitivos a nivel internacional y mejorar la productividad, es necesario reducir los costos logísticos que significa importar o exportar productos, especialmente aquéllos de valor inicial menor. En la medida que ese valor sea más económico, más se potencia y estimula la innovación, la investigación y la capacidad de emprendimiento; por eso el "de minimis" es tan importante, porque permite liberar de trámites, papeleos y, en definitiva, de costos adicionales, a un cierto rango de productos de bajo valor.

¿El nuevo Terminal de Transporte Expreso colaboraría en esta misión?
Definitivamente. Ya estamos trabajando con la Dirección Nacional de Aduanas en la definición del layout, la normativa jurídica y el diseño interno de la estructura operacional del nuevo terminal, que tendrá una superficie de 7 mil m² y que estará en el Aeropuerto de Santiago. Paralelamente a eso, estamos trabajando para alinear los objetivos-país y los de la industria respecto del rol del Estado, para ser no sólo un ente fiscalizador, sino también facilitador, aportando eficiencia, calidad y eficacia.

¿Siguen existiendo muchas trabas por parte de la autoridad?
Con algunos organismos sí, al contrario de lo que ocurre con la Aduana. Nuestro objetivo como ATREX es que los distintos entes reguladores entiendan cómo pueden cooperar para no interrumpir nuestros procesos, porque la industria de transporte expreso vende rapidez, seguridad y eficiencia. ¿Se explica acaso que algunos procesos administrativos demoren de 3 a 5 días si las empresas logran llegar en 24 horas desde EE.UU. a Chile? Eso no debería ocurrir, pero aún existen organismos del Estado que no cuentan con procedimientos expeditos.

¿Qué hacer para saltar estas barreras?
La única manera de abordarlo es con actores dispuestos a ser parte de este proceso de solución. Si generamos estos círculos de calidad relacionados con el comercio exterior de Chile, en menos de dos años podríamos vernos frente a un panorama más esperanzador. Geográficamente, y por el tamaño de nuestro mercado, no somos el país más conveniente, pero nuestra estabilidad política, económica y social otorga condiciones para transformarnos en una plataforma logística de entrada y salida, siempre y cuando contemos con una regulación automatizada y eficiente. Entonces, lo único que nos queda por hacer es trabajar para conseguirla.