En materia de adopción de estándares de identificación de productos, los avances más notorios están en el mercado del retail; realidad compartida en nuestro país y el resto del mundo. "En todos los supermercados es posible ver códigos de barra que se leen sin problema en cualquier punto de venta, sea en Chillán o en Singapur, donde la operación de lectura de una simbología estándar a nivel mundial (EAN-13) es muy natural desde hace años; otra cosa muy distinta es cuando salimos de la sala de venta y entramos a la trastienda del retail, es decir, las bodegas de mercadería y los centros de distribución, donde las lecturas de las correspondientes simbologías, tanto de unidades de despacho como de los pallets, son bastante poco frecuentes. Ese punto es perfectamente optimizable, explica José Luis San Juan, Consultor y Auditor de Identificación y Trazabilidad de GS1 Chile (*).  Pero quedan muchos sectores e industrias que todavía clasifican sus productos en base a estándares propios, que después no pueden ser codificados en sus mercados de destino; o incluso, empresas que simplemente no identifican su producción bajo ningún concepto. A juicio de Pablo Melo, Consultor Identificación y Trazabilidad de GS1 Chile, "falta camino para que en nuestro país existan estándares como el Product Traceability Iniciative, PTI, que permite saber de dónde vienen, dónde están y hacia dónde van todos los productos que ingresan al mercado norteamericano".
Optimización logística: Claves para alcanzarla
De acuerdo a la opinión de José Luis San Juan, identificar los productos a través de códigos universales aceptados mundialmente es vital para alcanzar altos niveles de optimización en la operación. Por ejemplo, el concepto de que todos los productos que salgan de la empresa tengan un código de barra -idealmente estándar- es un requisito fundamental. Al igual que la identificación, el equipamiento de las compañías también juega un rol estratégico. En este sentido, resulta indispensable cierto nivel de sistemas de captura de datos automáticos, tanto en hardware como en software. "Aunque muchas empresas todavía lo hacen, no es recomendable ni óptimo trabajar en base a planillas Excel, y aún menos apuntar los códigos a mano, para luego traspasarlos al computador, ya que de esa forma de trabajo se obtendrá un índice de error doble, al apuntar y al traspasar el dato. Lo ideal es que la mano humana no intervenga en los procesos logísticos, sino que sean máquinas las que hagan esa función (lectores, scanners, capturadores). Esa es la única manera de minimizar errores humanos", asegura San Juan.  Un tercer elemento indispensable es trabajar con datos de alta calidad, que permitan contar con información precisa de un producto, incluso antes de que ingrese a un centro de distribución determinado. El objetivo -afirma Pablo Melo- es que la identificación a nivel virtual y la descripción de cada producto se genere sólo una vez, en el origen y con una codificación numérica. "De esa manera, es posible realizar órdenes de compra de manera precisa y medir los inventarios correctamente", explica.
Códigos para un lenguaje común
La estandarización a través de códigos y simbologías estándares (GS1) permite a las empresas comercializar sus productos de manera global y abordar sin limitaciones nuevos mercados y nuevos países. La evolución a este sistema global hace posible avanzar a capas superiores de desarrollo, como la identificación estándar, no tan sólo de unidades comerciales, sino también de cajas y pallets. "Cuando las empresas deciden y logran identificar su jerarquía completa de productos en formatos basados en estándares globales, sólo entonces podrán ser completamente compatibles con el mundo", afirma José Luis San Juan. La diversidad de formatos de identificación con que se encuentran las grandes empresas hace imperativa la sinergia entre éstas, ya que además de responder a los requerimientos del mercado internacional, deben invitar a sus proveedores más pequeños a estandarizarse y a trabajar todavía más juntos, en una labor colaborativa y de interoperabilidad, que permita manejar unas bases mínimas y aceptables de trazabilidad en la cadena de abastecimiento.  Esta integración de sistemas estándares y tecnologías permite agilizar la relación entre clientes y proveedores. Así también, agregar valor a la imagen de marca de cada uno de ellos e incrementar la velocidad y efectividad de la operación dentro de la cadena de abastecimiento, al contar con una identificación globalmente acordada del producto en cada una de sus etapas, desde el origen y hasta el destino; y mejorar así las posibilidades de apertura -local e internacional- a nuevos mercados y horizontes comerciales.
La cantidad de casos salidos en la prensa relacionados con errores en productos contaminados, en mal estado o defectuosos, está imponiendo la necesidad de que las empresas chilenas se tomen este tema muy en serio, ya que no sólo están perdiendo cuota de mercado ante otras compañías internacionales que ya trabajan con estándares globales, sino que además, por no tener un nivel adecuado de trazabilidad y no conocer, por ejemplo, el destino final de sus lotes de productos terminados, se exponen a tener que colocar avisos de emergencia en diarios u otros medios convocando a sus clientes a devolver sus productos defectuosos por ser incapaces de llevar un control exhaustivo tanto de los códigos, lotes y las fechas de vencimiento de sus productos terminados, como de las materias primas usadas para fabricarlos.
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