Felipe Sandoval, Académico del Magíster en Dirección de Operaciones, Logística y Distribución de la Universidad San Sebastián.

La nueva logística, impulsada por las nuevas tendencias del comercio mundial, ha generado un crecimiento en la apertura de centros de distribución. Es de suma importancia que dentro de estas instalaciones, las actividades se puedan desarrollar en condiciones óptimas. En este sentido, brindar a los trabajadores de estos centros condiciones de confort ha pasado a ser un tema prioritario.

Los centros de distribución son un elemento clave en la cadena logística y en la generación de valor de las grandes empresas de distribución. Su papel es vital en la reducción de tiempos de entrega, la optimización de costos o la prestación de un servicio flexible, fiable y de calidad. La configuración de estos centros es muy heterogénea y depende de la estructura de distribución de las empresas o del tipo de mercancías almacenadas. Pero también de su ubicación o de las funciones críticas que desempeñan.

Las funciones y la configuración de cada centro determina el tipo de ventilación necesaria para cubrir las necesidades específicas de cada centro.

La actividad física de los operarios en este tipo de instalaciones puede generar un elevado estrés térmico. Este fenómeno es uno de los principales causantes de reducción de la productividad de los empleados. Las mercancías almacenadas, en función de su sensibilidad a los cambios térmicos, también pueden sufrir el efecto de un sistema de ventilación ineficiente.

Por estas razones, Felipe Sandoval, Académico del Magíster en Dirección de Operaciones, Logística y Distribución de la Universidad San Sebastián, señala que la relevancia de la ventilación ya sea natural o forzada, es circular el aire por todos los rincones de la bodega y evitando que recircule el aire por “espacios muertos”, o por donde el aire no circule.

“Desde la dimensión de salud, es un aspecto importante para cuidar a los colaboradores y evitar contagios a través del recambio de aire en el interior de las instalaciones. Este intercambio de aire debe considerar el adecuado ingreso de temperaturas en zonas donde haya baja o altas temperaturas en el exterior de la instalación. En esos casos, se recomendaría sistemas de aire acondicionado y/o movimiento de aire”, agrega el académico.

Los centros logísticos son lugares de trabajo que, por el volumen de empleados que acogen, el largo tiempo que los productos pasan allí y el constante movimiento de mercancías que se realiza, se enfrentan a una serie de retos a la hora de garantizar el bienestar de sus empleados, tales como: una temperatura idónea para asegurar el bienestar de los trabajadores del almacén; la posibilidad de regular los niveles de humedad, no solo por el confort de los trabajadores sino que también por las condiciones de almacenaje de ciertos productos, que en algunos casos requieren altos niveles de humedad, y en otros es necesario mantener un ambiente lo más seco posible; y facilitar la carga y descarga de productos con un buen sistema de ventilación de los contenedores.

Al respecto, Sandoval, explica que para instalar un correcto sistema de ventilación en bodegas y centros de distribución, se deben contemplar mecanismos de filtrado que impidan el ingreso sin control de aire con polvo y contaminantes que suelen ser comunes en zonas con bodegas y alto tráfico de vehículos de transporte. Adicionalmente, los espacios para el intercambio de aire deben ser controlados, porque las aperturas permiten el ingreso de vectores al interior de las instalaciones.

Según el Académico del Magíster en Dirección de Operaciones, Logística y Distribución de la Universidad San Sebastián, entre los factores esenciales a tomar en cuenta para diseñar una buena ventilación, están las condiciones externas, las condiciones climáticas y posibles vectores de la zona. También la materialidad de la construcción de la instalación, junto con los riesgos de seguridad de ingreso. “Es muy importante que estas variantes se analicen en conjunto para crear aperturas de intercambio de aire que minimicen el costo del trabajo constructivo y que reduzcan el riesgo de crear un camino para el robo de productos”, añade.

En relación a los tipos de ventilación disponibles en el mercado, Sandoval menciona que existen los de ventilación forzada y natural. “La primera puede ser a través de ventiladores mecánicos, que se alimentan, de forma general, con energía eléctrica, y la segunda a través de puertas, ventanas, lucarnas, sistemas de rejillas, entre otras”, sostiene.

Cómo elegir la solución más adecuada

Primero que todo, sugiere el académico, se deben consultar prácticas comunes de seguridad, emitidas por entidades de salud públicas sobre ventilación. “Estas sirven como guías para que las empresas y organizaciones puedan conocer cómo crear procesos de correcto intercambio de aire”, asegura.

En tanto, manifiesta que para las instalaciones de mediano a gran tamaño, el diseño de los sistemas de ventilación son generalmente realizados por expertos y muchos de estos se controlan por sistemas digitales.

“En estos casos, es importante elegir a empresas especializadas que sean capaces de trabajar tanto en etapas pre constructivas como en futuras mejoras, con soluciones de calidad, productivas y eficientes energéticamente, además de brindar servicio técnico y de postventa para garantizar la continuidad operacional de las instalaciones”, indica Sandoval.