Cuando hablamos de Eficiencia Energética la mayoría de las veces se asocia a tecnologías como: ampolletas LED de bajo consumo, electrodomésticos con etiqueta A++, ventanas con termo paneles, motores norma Euro V y VI, pero la eficiencia implica algo más: cambios en los hábitos de uso. Asimismo, es importante aclarar que esta se diferencia del ahorro energético. Si por ejemplo en una casa se usan menos horas una estufa o se preocupan de no dejar luces prendidas, están generando ahorros. Si, por el contrario, mantienen las ventanas cerradas para lograr temperaturas constantes o cambian las ampolletas tradicionales por las de bajo consumo están siendo más eficientes.

En el mundo de la gestión de flotas sucede algo similar. Si bien siempre es deseable contar con un motor más moderno, ya sea el último camión Euro VI, eléctrico u otro, existen una serie de hábitos que generan cambios muy significativos, como disminuir la conducción agresiva, ya sea en frenadas, aceleraciones bruscas o mal uso de las marchas, mantener en buen estado y a la presión correcta los neumáticos, evitar los ralentíes innecesarios, cumplir con las pautas de mantenimiento recomendadas por el fabricante, utilizar rutas óptimas en las entregas y disminuir los viajes vacíos, entre otros.

Cada uno de esos cambios en la manera de gestionar los vehículos produce considerables eficiencias energéticas, pues permite ahorros en los costos de combustible de hasta un 10% con la misma cantidad de kilómetros recorridos, viajes o entregas realizadas, siendo energéticamente más eficiente. Naturalmente, las tecnologías también ayudan mucho, pues esas ineficiencias de las que hablamos, en la manera de conducir, en el no respetar las pautas de mantenimiento o en rutas ineficientes puede ser medido, analizado y corregido mediante tecnología: sistemas de conexión al computador a bordo, acelerómetros, navegadores tipo Waze, pero para vehículos comerciales y módulos de control de combustible.

Si complementamos lo anterior con las nuevas tecnologías en motores, la eficiencia aumenta considerablemente. Desde antes de las normas Euro (previo a 1990) hasta la última norma Euro 6 del 2014, los vehículos contaminan entre un 89% a un 97% menos y con un aumento significativo de potencia y capacidad. De igual forma, un vehículo eléctrico moderno es entre 2 y 3 veces más eficiente en la relación potencia/costo por km que uno a gasolina o diesel, relación que se mantiene aún considerando el costo de compra, cuando hablamos de vehículos que recorren muchos kilómetros diarios, como buses urbanos o furgones de reparto.

Existen muchas maneras de ser eficientes energéticamente, algunas implican cambios de hábitos, otras tecnologías para medir esos cambios, y otras son intrínsecas a los mismos vehículos producto de la evolución natural de los fabricantes, cada empresa debe decidir si aprovecha todas o algunas, pero lo que si es seguro que ninguna se quedará fuera de esta tendencia cada vez más fundamental para el futuro del planeta.