ÚLTIMA MILLA Paquetes Pequeños, ¿Vehículos Pequeños? Por Diego Bozzano, Consultor en Logística y Transporte, Gerente General de Do Better. / diego@dobetter.cl La realidad nos ha golpeado y lo seguirá haciendo durante un buen tiempo más, especialmente en el ámbito logístico. Nuestra capacidad de adaptación ha sido llevada al límite y aún existen muchas empresas que se encuentran en un período de ajustes o cambios de sus estructuras de cadenas de suministro, incluyendo desde la contratación de nuevos tipos de proveedores de transporte hasta el traslado a centros de distribución adaptados al e-commerce.
Este cambio de tendencia en los hábitos de consumo se visualiza especialmente en el tamaño de los pedidos, lo que anteriormente era un pallet hoy es una caja, y lo que anteriormente era un camión hoy es un pallet. Esto afecta directamente a los procesos de contratación de los servicios de transporte. Mientras antiguamente contratábamos empresas de transporte con equipos de carga de alto volumen, hoy debemos buscar proveedores que tengan la capacidad de adaptarse al uso de distintos tipos de vehículo, incluyendo motocicletas, bicicletas o furgones de baja capacidad.
Por otro lado, los centros de distribución están haciendo un esfuerzo por adaptarse a esta nueva realidad, en donde la omnicanalidad se hace presente en cada operación y la búsqueda por optimizar los procesos para abastecer los diferentes canales de distribución de una manera segura y eficiente, ha sido clave.
Sin embrago, todos estos esfuerzos no han logrado en todos los casos llegar al objetivo deseado, ya que hoy existen muchos canales “estresados”, con altos niveles de falla o de devoluciones asociados a procesos administrativos o de gestión de la información. Un ejemplo de ello, son los canales del retail, los que a pesar de que cuentan con una serie de normas y requerimientos establecidos por los operadores logísticos, buscando entregar la información asociada a los despachos, tienen de todos modos, devoluciones o reagendamiento de viajes ya realizados por fallas en estos procesos.
Sin dudas, en la búsqueda de integrar nuestras operaciones logísticas, nos está faltando integrar nuestros sistemas para asegurar la información. Siendo este uno de los canales de distribución que aún mantienen altos volúmenes de carga entre dos nodos, aún así, la tasa de falla sigue siendo alta. Entendamos esto en cuanto al nivel de desafío que plantea la distribución de última milla. ¿Qué pasa con las empresas de transporte? Cuando pasamos al canal directo, desde el centro de distribución directo al cliente (en su domicilio), comienzan a visualizarse una serie de efectos sobre la estructura tradicional del transporte o la distribución en Chile, y particularmente en los grandes centros urbanos.
Comencemos por la configuración de las empresas encargadas de ejecutar estas operaciones de transporte; anteriormente teníamos empresas que contaban con un gran número de vehículos, con sus conductores empleados directamente y una estructura organizacional capaz de soportar a la cantidad de operarios, al mantenimiento de los vehículos, entre otros aspectos. Actualmente, esa configuración de empresa ha mutado en diversos tipos de empresas, en los que tenemos empresas tecnológicas dedicadas al mundo del transporte, que funcionan como “brokers” de transporte, consiguiendo la carga y contratando vehí- culos unitariamente, hasta configurar una flota que sea capaz de responder al requerimiento.
De esta manera, cambia la visión del “conductor profesional” que estábamos acostumbrados a visualizar, y nos encontramos constantemente con personas de diversas especialidades que han decidido obtener un ingreso adicional movilizando carga dentro de la ciudad, o que incluso toman la opción de conducir un camión peque- ño, un furgón, un auto o incluso una motocicleta, como una manera de solventar sus necesidades entre dos empleos.
Adicional a esta lógica, encontramos otra que está asociada a la disputa, entre diversos brokers, de la misma flota disponible. En este sentido se plantea un nuevo desafío asociado a la administración de bases de datos, ya que un vehículo o un conductor que un día trabaja para un determinado broker, al día siguiente puede estar laborando para otro. Esto genera complejidades en aspectos tan básicos como el pago del flete, la revisión del cumplimiento de aspectos previsionales o de compliance, así como también en la administración de la consolidación de información de GPS para una plataforma de seguimiento.
Sin embargo, a pesar de todos estos aspectos, el principal desafío que plantea la última milla tiene que ver con el tamaño y tipo de vehículos. Hoy la carga requiere moverse a otra velocidad y con otra fluidez a lo largo y ancho de la ciudad, y ese desafío está directamente asociado con el requerimiento del cliente, quien está exigiendo a nuestras cadenas logísticas de una manera que modifica los procesos de trabajo habituales. Para responder a esta demanda, necesitamos trabajar con otra velocidad de desplazamiento en la urbe, y un vehículo de transporte tradicional no está capacitado para responder a ese requerimiento.
Este desafío considera que las empresas de transporte y los couriers tradicionales comiencen a adaptarse, considerando operaciones de “Mini Cross Docking” o que incluso se dispongan pequeños “Hubs” de desconsolidación de descarga en espacios que antiguamente eran tiendas (las famosas tiendas “oscuras”). También hemos escuchado ideas como utilizar un carro del metro para movilizar carga desde la periferia de la ciudad hasta las zonas de consumo, simplemente adhiriendo un carro adicional al tren de pasajeros, para posteriormente desconsolidarlo y distribuirlo utilizando bicicletas o motocicletas. Las opciones son muchas y debemos dejar volar la imaginación.
Finalmente, en cuanto a la tecnología de soporte, debemos considerar al teléfono celular como el gran aliado para el seguimiento y confirmación de la entrega en estos productos. No existe la opción de un GPS tradicional, y el aseguramiento de la entrega está asociado a la confirmación de la recepción por parte del consumidor final. También estas tecnologías deben soportar a los procesos de logística reversa, ¿por qué no considerar al mismo personal ciclista o motociclista para la recolección de esos productos y consolidar los mismos en un hub? Nuevamente, tenemos que romper los paradigmas y buscar opciones que nos lleven a la optimización de recursos, pero con altos niveles de satisfacción del cliente. |