El proceso de elaboración de cualquier tipo de vacuna no es trivial: se necesitan recaudar fondos, establecer estudios preliminares, crear una infinidad de prototipos e iterar cientos de veces realizando experimentos y ensayos clínicos para, finalmente, llegar a la etapa de aprobación de emergencia en los distintos países del mundo para su posterior distribución masiva.

Mientras que los beneficios de la tecnología en el mundo globalizado nos permiten ordenar y recibir bienes desde casi cualquier rincón del mundo, la distribución de una vacuna difiere considerablemente del transporte de otros medicamentos que ya pueden considerar una cadena de distribución refrigerada y de alto valor agregado, ya que esta debe superar una serie de desafíos logísticos propios al ser una vacuna crítica en un escenario de crisis global.

Cada país realiza proyecciones de demanda para calcular las necesidades sanitarias de su población, para así, generar y firmar contratos con los potenciales laboratorios disponibles de forma de asegurar las cantidades requeridas de dosis. Debido a que la producción de las vacunas por parte de los laboratorios posiblemente no alcance a suplir completamente la demanda de los países en un solo viaje, la gran mayoría de las naciones debe generar calendarios de llegada de lotes de forma de inocular a sus respectivas poblaciones de manera diferenciada.

Para dimensionar lo complejo de este desafío, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por su sigla en inglés) estima que se necesitarán cerca de 8.000 cargas de un avión carguero Boeing 747 de 110 toneladas de capacidad para suministrar las dosis necesarias para vacunar a cada persona del planeta, en una compleja operación de dos años de duración. El Director de la IATA, Alexandre de Juniac, menciona que “este será el ejercicio logístico más grande y complejo de la historia” y que desafíos de esta envergadura no se veían desde la segunda guerra mundial.

Dada la naturaleza sensible de las vacunas, el alto nivel de demanda por obtenerlas y la baja oferta inicial, autoridades a nivel mundial creen que existe el potencial de generar la atención de personas o de grupos con intenciones perversas. Es por esto, que fuerzas policiales se encuentran aconsejando a laboratorios y aeropuertos alrededor del mundo en cómo mejorar los esfuerzos de seguridad para proteger los envíos como, por ejemplo, no revelar ni la ubicación ni las rutas reales de los contenedores. Es más, la Interpol en la UE ya generó una alerta naranja con la intención de evitar que bandas de crimen organizado intercepten los camiones y se roben las vacunas.

La Interpol también sugiere tener cuidado especial y ser particularmente escéptico al ingresar a la web en búsqueda de equipamiento médico o vacunas, ya que potenciales fraudes o distribución de productos falsificados es un potencial riesgo no solo económico, sino que podría ser un tema de vida o muerte. Lamentablemente, incluso antes de la elaboración de la vacuna actualmente disponibles, grupos criminales ya se encontraban vendiendo productos falsificados en la web.

Más frío que invierno en Antártica

La distribución de una de las vacunas que llega a Chile (del laboratorio Pfizer) trae consigo un importante desafío adicional, esta tiene que ser almacenada a temperaturas extrema damente frías: menos 70° grados Celsius. Condiciones necesarias para que los componentes de la vacuna no se degraden.

Distribuir las vacunas con esta restricción no es imposible, pero definitivamente aumentará los costos y complejidad de la operación. No debemos olvidar que la vacuna contra el ébola fue exitosamente distribuida en varios países africanos con las mismas necesidades de almacenamiento en ultrafrío. Pfizer ha intentado calmar las preocupaciones relacionadas con estos desafíos diseñando contenedores especializados para mantener las dosis congeladas con hielo seco, evitando la necesidad de freezers especializados por un par de semanas.

Cada contenedor tiene monitores de temperatura GPS para asegurar que se cumplan las condiciones necesarias para el transporte de las vacunas, en donde irregularidades en un contenedor son detectadas y corregidas en tiempo real desde el Centro de Operaciones de Vacunas, en Washington.

La última milla -el viaje de la vacuna desde centros de distribución especializados a clínicas, hospitales, postas y consultorios para llegar a los pacientes- no es una medida de distancia. Es un popurrí de cadenas de suministros, regulaciones y restricciones que se deben ordenar y navegar para distribuir la vacuna a cada persona de nuestro país. Considerando los problemas anteriormente comentados (seguridad, falsificaciones, temperatura, complejidad operacional, etc.), la capacidad de rastreo y visibilidad es fundamental para un adecuado despliegue de las vacunas para la población. Complementando las soluciones y tecnologías ya ampliamente ocupadas para el monitoreo de una cadena logística, nuevas oportunidades tal como blockchain e internet de las cosas (IoT) surgen para ofrecer una solución integrada.

Detente un segundo para realizar el siguiente ejercicio mental: te entregan la tarea de entregar un iPhone edición limitada a cada chileno en el país, partiendo por ti hasta la última persona que vive en las lejanías de Visviri. Tienes que considerar el respectivo transporte, almacenamiento, la entrega y el correcto registro de a quién fue entregado. Una vez que te hayas imaginado la infinidad de camiones, rutas, bodegas, personal, sistemas y otras varias actividades involucradas, te recuerdo ahora que estos iPhones deben venir congelados a -70°C y debes repetir nuevamente este proceso para cada persona en los próximos 21 días de forma desfasada. Donde el nivel de servicio no se mide por satisfacción del cliente, sino por proteger vidas.

El plan de vacunación en Chile comenzó en la víspera de navidad, el mismo día que llegó el primer cargamento de 10.000 vacunas de los laboratorios Pfizer y BionTech; y se espera llegar una carga de las vacunas de Sinovac a finales de enero. En esta campaña se estableció como prioridad inocular a los funcionarios de la salud, que día a día mantienen contacto con los contagiados. Esto con especial énfasis en las regiones con mayor incidencia del coronavirus, tales como la Región del Biobío, Araucanía, Magallanes y Metropolitana. El programa que pretende implementar el gobierno contempla medidas relacionadas a la operación y logística nacional, desde la recepción de las vacunas en los aeropuertos, a su traslado a bodegas habilitadas para el almacenamiento y finalmente la posterior distribución a la población objetivo.

Sin embargo, no son solamente las vacunas mismas son las que tienen que ser entregadas sin mayores tardanzas, proveedores de frascos vidrio para almacenar las vacunas necesitan tener suficiente materia prima para crear los viales. Mientras que los incansables trabajadores de la salud que entregan las vacunas continúan necesitando jeringas, agujas, mascarillas y guantes, y la escasez de estos materiales ha sido un continuo a lo largo de la pandemia. Gestionar toda esta logística a la vez es un desafío mayor, especialmente en la escala que se necesita para inmunizar a toda nuestra población contra el Covid-19.

Aun así, mientras que las metas de estas campañas no sean una realidad, depende de todos nosotros cuidarnos de la forma más responsable posible. Hagamos del 2021, el año en donde no solo superemos los desafíos logísticos de hacer llegar la vacuna a cada habitante del planeta, sino que logremos en conjunto alcanzar mayor conciencia y evolución de la humanidad.