Tradicionalmente en la cadena de suministro existen dos flujos principales a controlar: el flujo de materiales y el flujo de información. Si bien la gran mayoría de las operaciones logísticas están diseñadas para transportar productos en diferentes niveles de desarrollo, el flujo de información se ha ido transformando en el tiempo en un aspecto más crítico. En estos días de pandemia, debemos sumarle a este desafío dos aspectos cruciales: trazabilidad y sanitización de los materiales, y trazabilidad y estado de salud de los trabajadores y de las condiciones de trabajo.

Sin duda que estos nuevos desafíos son exigentes especialmente para ciertas áreas de las operaciones, principalmente los departamentos de Salud, Seguridad y Medio Ambiente (SSMA), los que tienen la obligación de liderar estos procesos. Habiendo dicho esto, no existe un Departamento de SSMA que sea capaz, por sí solo, de lograr que una operación cumpla con los estándares de trabajo que se requieren para lograr no tener incidentes relacionados con salud y seguridad operacional, debe ser un compromiso de toda la operación y de toda la organización.

La pregunta es: ¿Cómo logramos generar esta trazabilidad? ¿Cómo logramos asegurar que los procedimientos de controles de salud y de sanitización de los productos, vehículos y demás recursos se lleven efectivamente a cargo? Sin dudas es un desafío exigente.

La primera tentación es agregar más procesos de control a través de toda la cadena, hoy cuando asistimos a un centro de distribución u otro centro logístico, podemos observar que los vehículos y sus conductores deben cumplir con nuevos procesos de control, los que, lógicamente, cargan con más tiempo a los ya exigentes tiempos de viaje, o a los procesos de carga y descarga según corresponda. En este sentido viene el desafío de plantearnos nuevas soluciones o metodologías de trabajo que nos permitan gestionar los aspectos de salubridad de la manera más eficiente posible, buscando no estresar aún más a nuestras operaciones logísticas.

Si buscamos en otras industrias, incluso dentro de nuestro mismo país, podemos encontrar métodos muy eficientes de gestionar estos aspectos.

En estos días hemos podido ver cómo la NBA (la liga de básquetbol estadounidense), ha decidido crear una burbuja en la que nadie entra o sale sin ser controlado eficazmente en cuanto al cumplimiento de los aspectos de salubridad, sobre todo en cuanto a potenciales contagios de Covid-19. Este efecto burbuja es gestionado buscando que los productos, vehículos, personas y cualquier otro recurso que ingrese o salga de la zona en la que están alojados los equipos y jugadores de básquetbol, se encuentre “certificado” de estar sanitizado.

Este mismo efecto burbuja es lo que debemos generar en nuestros centros de distribución o zonas en las que operemos la logística de nuestras empresas. La gestión de este aislamiento del Covid-19 y la búsqueda de evitar que el virus ingrese a la operación puede ser realizada de manera eficiente y sin afectar los tiempos en los que trabajamos, especialmente a través de la implementación de tecnologías de la información.

Entender si un trabajador tiene un nivel de temperatura o una condición similar a un síntoma de coronavirus no tiene por qué ser informada, detectada o incluso revisada cuando la persona llega al centro de distribución, sino que puede ser realizado incluso desde su hogar, incluyendo la aplicación de encuestas remotas, la toma de temperatura en la casa a través de termómetros digitales o simples provistos por la operación, así como también el control en los buses de acercamiento, como primera barrera al ingreso del virus a nuestra operación.

La exigencia hoy de que los vehículos que llegan a nuestros centros de distribución vengan sanitizados debe ser algo mandatorio, un vehículo sucio hoy es un riesgo demasiado alto como para dejarlo pasar. En este sentido, debemos seguir solicitando a los diferentes participantes de nuestro proceso logístico que se hagan responsables de su parte en el cuidado de los aspectos de salubridad. Si antiguamente denominábamos que un vehículo se encontraba disponible cuando contaba con todos los aspectos de documentación, mecánicos y de tránsito en condiciones, hoy debemos agregarle al concepto de “disponibilidad”, que el vehículo también se encuentre sanitizado, y esto debe ser realizado antes de acceder a nuestro CD.

En la medida en que logremos mantener esta burbuja sobre nuestra operación podremos asegurar la continuidad de esta de manera constante y a largo plazo. Debemos considerar que esta forma de operar se mantendrá un tiempo, al menos uno o dos años según las proyecciones, pero incluso en el caso del desarrollo de una vacuna, es probable que muchos consumidores nos sigan exigiendo que nuestros productos hayan pasado por un proceso de trazabilidad que les permita consumirlos con tranquilidad. Los procesos de trazabilidad solían ser exclusivos o principalmente abordados por la industria alimenticia o farmacéutica, debemos acostumbrarnos a aplicar los mismos procesos en el resto de las industrias.

Probablemente muchos lectores pensarán que la visión de "burbuja" para una operación puede sonar exagerada o imposible de lograr. Debemos pensar y basarnos en el ejemplo de las industrias mineras, que mantienen sus faenas de trabajo sólo con el personal autorizado en terreno; o también en faenas de extracción de petróleo crudo o gas, que también funcionan como una operación remota, permitiendo el ingreso de personas y equipos que se encuentran previamente acreditados y certificados. Gestionar esto hoy ya se puede realizar de forma 100% digital y a bajo costo.

Mucho se ha conversado en estos días sobre la importancia de las diferentes cadenas de suministro, sin dudas, las operaciones logísticas han tomado una relevancia que antes no tenían en un nuevo contexto como el actual, en el que todo el mundo está “esperando su pedido” y muy poca gente está “yendo a comprar”. Claramente este cambio de paradigma en la demanda pega de lleno en la cadena de suministro y su organización.

Ante esto, la reacción de las operaciones ha sido buena, pero se ha generado con una visión de contingencia, respondiendo ante una emergencia como ha sido esta pandemia. Este foco debe cambiar. La pandemia llegó para quedarse un buen tiempo, y lo que hasta hace unas semanas considerábamos contingencia, ahora debe considerarse una operación normal, incluso aunque pensemos que no va a durar mucho tiempo más esta condición de aislamiento. Lo que si va a durar y ha cambiado definitivamente son las preferencias de muchas personas, y las condiciones en que desean recibir sus productos, incluyendo aspectos de sanitización.

Debemos ser eficientes en este nuevo contexto, nos enfrentamos a una demanda más restringida, en el que hay menos espacio de mercado para competir, con una sociedad que saldrá afectada económicamente de esta situación y que no tendrá la capacidad de seguir pagando el costo de apagar nuestros incendios o nuestras ineficiencias.

Debemos ser eficientes, baratos y rápidos en la respuesta logística porque nuestro país así lo necesita si quiere tener un crecimiento y una recuperación económica en el largo plazo. La eficiencia ya no es una opción.