Una de las grandes interrogantes que surgen hoy en día, cuando aún estamos en medio de la pandemia, tiene relación con el mundo que viviremos después de pasar esta crisis. Creo que sea ha ido configurando un escenario donde estaremos entrando y saliendo de medidas de confinamiento y tendremos que mantener también un cierto nivel de distanciamiento social hasta que exista una vacuna. Quizá tengamos una etapa intermedia antes de la nueva normalidad, si es que algún tratamiento del tipo anticuerpos monoclonales, por ejemplo, logra reducir significativamente la mortalidad del virus.

Desde mi punto de vista, es muy probable que la temporada alta de este año sea completamente distinta a la que hemos conocido. Tendremos una demanda debilitada por la condición económica, menores niveles de importaciones, pérdidas de trabajo y tensiones políticas locales y globales.

Por otro lado, posiblemente el tipo de consumidor que enfrentemos durante los próximos años sea mucho más sensible al precio, lo que significará que la búsqueda de eficiencias operativas sea muy relevante. Adicionalmente, las cadenas de abastecimiento deberán revisar sus capacidades de resiliencia, que básicamente es la capacidad de responder ante crisis. Ambas fuerzas van en sentido contrario. Esto combinado con capacidades de transporte más acotadas, pondrán bastante presión en la función de la cadena de abastecimiento e implicarán muchos rediseños y la necesidad de grandes niveles de flexibilidad.

Otra función que ganará relevancia será la gestión del riesgo. Asegurar la continuidad operativa durante la pandemia y después de ella será un tema central en las cadenas de abastecimiento durante los próximos 18 a 24 meses, o quizás más. Esto también incluye medidas sanitarias que serán requeridas tanto en el almacenaje como en el transporte de productos.

De acuerdo a un artículo publicado recientemente en la Supply Chain Management Review, donde se indican una serie de acciones que se deben tomar en la planificación de la demanda post Covid-19, me parecen destacables las siguientes:

• Cambiar los modelos de pronóstico: Las series de tiempo muy utilizadas actualmente, no se adaptan a escenarios tan cambiantes como el actual. Solo modelos basados en inteligencia artificial pueden tomar gran cantidad de información e ir generando escenarios posibles ante cambios permanentes.

• Incrementar comunicación con clientes: En tiempos de crisis, incrementar la colaboración con información actualizada frecuentemente respecto de los desarrollos del mercado ayudan a mejorar la transparencia. Es muy importante desafiar cualquier supuesto histórico de manera de evitar expectativas que pueden estar infladas.

• Simplificación del portfolio de productos: En EE.UU. ya se está viendo que muchas firmas han simplificado su portfolio de productos para estar preparadas a incrementos en la demanda. Enfocándose en los productos que más venden y estandarizando la producción. Como resultado, el proceso de fabricación interno y de los proveedores se ve simplificado y se aumenta la capacidad total. También el proceso de pronóstico de demanda se ve simplificado.

En resumen, es muy difícil saber lo que viene. Por esto, parece adecuado mejorar la flexibilidad de nuestras operaciones, simplificar la matriz de productos, revisar los modelos de pronóstico y estar más cerca de nuestros clientes, factores que a mi juicio son focos muy relevantes en los próximos meses.