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PREVENCIÓN DE DELITOS EN LA CADENA DE ABASTECIMIENTO
La importancia de la tecnología y la asesoría experta

La seguridad de la cadena de abastecimiento es un tema central para la competitividad de las empresas. Por ello, debido primero al “estallido social” y luego a la pandemia por Covid-19, se hace urgente que bodegas y empresas de transporte de carga extremen sus medidas a través de mejores prácticas, tecnología y la asesoría de expertos en la prevención de delitos.

Para los profesionales del mundo logístico, la interrupción de la cadena de suministros, ya sea por actos delictivos, falta de stock o cualquier otro evento que imposibilite la distribución de productos, es un tema de gran preocupación, pues representa no solo un quiebre en el inventario, sino también un daño indirecto a otros aspectos de la operación de la compañía.

Como afirma Álvaro Albornoz B., Doctor en Gestión y Dirección de Empresas y Director Ejecutivo de Business Arquitects Consultoría y Capacitación, un quiebre en la cadena de abastecimiento tiene costos directos e indirectos, ya que “no solo provoca pérdidas económicas, sino que además tiene un efecto de propagación de inseguridad al resto de la cadena”.

Al respecto, Pedro Valdivia, Coronel (R) de Carabineros y Asesor de Seguridad, indica que “en el caso de los costos directos, que son los relacionados al producto, por una parte está la pérdida de este, y por otro, el costo imagen del mismo, derivado de la misma reducción que hacen los delincuentes”.

En este sentido, Patricio Durán, Docente del Diplomado en Planificación de la Cadena Logística Unegocios FEN Universidad de Chile, señala que, si bien gran parte de las pérdidas económicas ocasionadas por delitos están cubiertas por seguros, “la mayor siniestralidad lleva a que estas primas aumenten, resultando cada vez más onerosas las pólizas en cuestión. No obstante, la mayor importancia radica en el cuidado de nuestros colaboradores o prestadores de servicio, que exponen su seguridad y vidas en la calle”.

Álvaro Albornoz B., Business Arquitects.
Pedro Valdivia, Asesor de Seguridad.
Patricio Durán, Unegocios FEN Universidad de Chile.
Marco Ortega, Gerente Comercial Joel Tello, UTEM.

En los diversos “espacios” de la cadena de suministro, existen diversos puntos críticos. Por ejemplo, al interior de los centros de distribución, las principales áreas de riesgo son las entradas para colaboradores, proveedores y visitas, así como también los cambios de turnos y los despachos en camiones. De hecho, el 95% del transporte de carga en nuestro país se lleva a cabo en estos vehículos, los que a diario sufren asaltos, robos y encerronas.

Recientemente, Carabineros y el Ministerio Público dieron a conocer 63 lugares donde se repiten frecuentemente encerronas a camiones y automóviles. Según cifras de la autoridad, hay un promedio de tres asaltos diarios a camiones en Chile, siendo los más atacados los que llevan productos electrónicos, ropa de marca y alimentos no perecibles, aunque también hay casos de productos refrigerados o congelados de alto valor.


El impacto del Covid-19

A juicio de Joel Tello, Académico de la Facultad de Ciencias de la Construcción y Ordenamiento Territorial de la UTEM, hay otro factor crítico a considerar, ya que “en el contexto actual, el desabastecimiento provocado por delitos que puedan impedir que bienes de primera necesidad (alimentos y medicamentos) lleguen a su destino podría provocar una crisis paralela a la pandemia”. En este sentido, para el docente, el prevenir o mitigar robos en un estado de excepción como el que nos encontramos, adquiere mayor importancia.

Al respecto, el docente de la Universidad de Chile explica que, a pesar de que no se trata de una consecuencia directa, la contingencia ha tenido incidencia en algunos tipos de delitos. “En el ámbito de empresas, se ha observado claramente una mayor cantidad de delitos e intentos de robo en ruta, y es por eso que las empresas están tomando mayores medidas de seguridad”, comenta.

En este sentido, Carabineros estima que desde el inicio de la pandemia el asalto a camiones ha aumentado en un 15%, y según la Fiscalía Centro Norte, las comunas de Cerrillos, Renca y Quilicura concentran un notable incremento en la sustracción de suministros, afectando un 67% a camiones, un 25% a locales comerciales y un 8% a servicios de despacho a domicilio.

A juicio de Pedro Valdivia, aún no llegamos a un peak delictual, es decir, a medida que la pandemia se alargue, agravando el escenario económico y acentuando la pérdida de fuentes laborales, la incidencia delictual debiera ser aún más relevante. “Hoy afecta a la actividad comercial de Pymes y transportes menores, pero en el corto plazo puede impactar tanto al transporte de carga como a bodegas, especialmente de productos alimenticios”, asegura.

“Si bien el robo de mercancía ha sido siempre un riesgo del negocio logístico, ciertos enfoques, como aquellos basados en la minimización de los inventarios y puntualidad en las entregas, han hecho que la seguridad sea un elemento diferenciador de la competencia y también un requisito indispensable para el ingreso y permanencia en mercados más desarrollados”, sostiene Albornoz.


La estrategia de seguridad es esencial

En un mundo hiperconectado como el que vivimos, la tecnología juega un rol muy importante en la prevención y minimización de delitos que puedan afectar la continuidad de la cadena de abastecimiento.

“Por ejemplo, los complejos de bodegaje son una industria cada vez más competitiva con actores que están invirtiendo fuertemente en nuevas formas y tecnologías, tanto en lo operacional como en lo relativo a seguridad. No obstante, parece ser que esa inversión es siempre reactiva”, añade. “En cambio, los servicios de transporte son una industria bastante más atomizada que la del bodegaje y, por esto, las medidas son muy disímiles, dependiendo de la envergadura y profesionalización de la empresa que se analice”.

En el mercado nacional, existe una gama muy variada de soluciones tecnológicas para resguardar centros de distribución, bodegas, camiones y furgones. Sin embargo, para Albornoz, lo importante es tener claro que preocuparse de la seguridad de la cadena de abastecimiento no es sinónimo de llenarse de tecnología, “sino de tener una estrategia de seguridad basada en ella”.

“La estrategia siempre debe descansar en un buen plan de seguridad que no responda a las necesidades del día a día, sino que proyecte situaciones de riesgo en el corto, mediano y largo plazo, de manera de generar una política de seguridad que responda en forma eficiente a mitigar esos riesgos y no a reaccionar ante un evento ya consumado”, indica Valdivia. “En este sentido, las bodegas tienen muchas ventajas comparativas cuando asumen seriamente la seguridad de lo custodiado, que empieza desde los controles de acceso hasta las mismas bodegas internas de los centros de distribución”.

En lo relativo a la generación e implementación de un plan de acción, Valdivia responde que “la seguridad es un tema técnico, de modo que siempre deberá tener el apoyo de especialistas. No es una actividad de reacción emotiva ante situaciones vividas, sino que se basa en soluciones técnicas que requieren un conocimiento profundo de la génesis del problema, de la evolución que tiene y de las proyecciones de la actividad tanto propia como delincuencial. Cuando existe esa mirada, sin duda que la solución del problema siempre estará más cercana”.



A juicio de Luz Alma Piedad Alarcón Rojas, autora del El Libro Blanco sobre el robo de carga por carretera en Latinoamérica, este gráfico permite afirmar que, tanto en Latinoamérica como en gran parte del mundo, el robo está dirigido hacia mercancías que atienden los siguientes criterios:

Suplen necesidades básicas de alimentación o nutrición, y de fácil comercialización, como aquellas que se encuentran en la tienda, almacén o supermercado (arroz, azúcar, café, pastas, alimentos enlatados, lácteos, leches de fórmula, vitaminas).

Son medicinas de venta libre o elementos de primeros auxilios o medicinas especializadas de alto costo. En este rubro existe un mercado informal importante, y al cual los gobiernos prefieren ignorar.

Son prendas de vestir, confecciones en general, textiles y/o calzado.

Son productos de tendencia o moda como los celulares, computadores, electrodomésticos y, en general, tecnología. Alto valor y poco volumen, y con un mercado informal muy grande.

Son de consumo masivo, con altos índices de contrabando en los países y comercialización en mercado negro como licores, cigarrillos, perfumes, productos de cuidado personal en general.

Algunos commodities que encajan en alimentos o medicinas.

Julio 2020
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