La existencia de más restricciones, una mayor preferencia por productos y servicios locales en lugar de globales, la necesidad de resiliencia en las cadenas de suministro que impulsa un movimiento para abastecerse más cerca de los mercados finales, y quizás una renovada resistencia a la globalización son todas las posibles consecuencias de las acciones que se están tomando ahora para hacer frente al Coronavirus. Lo que va quedando claro es que la tecnología será un actor de importancia para prepararse para un retorno a la “nueva normalidad”, en tres áreas en particular: comercio digital, telemedicina y automatización/robotización de los procesos.

La transformación digital es en esencia construir nuevos modelos de negocios al reunir las capacidades necesarias para crecer y prosperar en la era digital: aprovechar el poder de los datos, modernizar la tecnología, capitalizar las nuevas tecnologías, optimizar y automatizar las operaciones, impulsar el crecimiento digital, crear experiencias digitales impresionantes y desarrollar el talento y la cultura digital. Las bases para vivir en un mundo industrial 4.0., implican emplear análisis, inteligencia artificial, robótica, Internet de las Cosas y otras tecnologías para recopilar y procesar información automáticamente y apoyar la toma de decisiones y otras actividades.

El desafío se nos vuelve poderoso si consideramos que un estudio de McKinsey (2017), nos muestra que la cadena de suministro promedio tiene un nivel de digitalización de un 43%, la más baja de las cinco áreas de negocios que se examinaron, y que solo el 2% de los ejecutivos encuestados dijeron que la cadena de suministro es el foco de sus estrategias digitales. ¿Están sus prioridades fuera de lugar? Sigamos, con un estudio de Accenture (2019), que indica que un 69% de los directivos entrevistados consideran a la cadena de suministro como una función de soporte. Es difícil saber si las prioridades están fuera de lugar, pero lo que si queda claro es algo que frecuentemente se observa y es la no consideración de las operaciones de la gestión de la cadena de suministro y la logística como herramientas competitivas o de prioridad de la alta dirección.

Debemos reconocer que la gestión de la cadena de suministro fue una de las primeras funciones del negocio en someterse a importantes actualizaciones tecnológicas, ya que se desarrollaron aplicaciones para aprovechar los datos generados por los sistemas ERP. Esas aplicaciones se centraron en gran medida en mejoras en tres áreas: agilizar las actividades transaccionales (como las involucradas en la planificación end-to-end), apoyar operaciones importantes como la gestión de los almacenes o centros de distribución, y mejorar el análisis en el que se basa la toma de decisiones. Sin embargo, y si realmente nos sinceramos, estos avances no han alcanzado las expectativas en todos los casos, pero tenían que hacerse para poder de alguna manera “integrar el negocio”.

En la actualidad la realidad es otra. Nos encontramos con un sinnúmero de proveedores de tecnología y servicios que ofrecen soluciones digitales que satisfacen las necesidades de gestión de la cadena de suministro. Las herramientas analíticas, cada día más potentes y fáciles de usar, permiten compilar grandes conjuntos de datos no estructurados y extraer información útil de ellos. Las aplicaciones de Inteligencia Artificial pueden rastrear automáticamente los problemas de rendimiento a sus causas raíz, e incluso predecir escenarios de soluciones para luego recomendar medidas correctivas a los gerentes.

En otras palabras, las últimas tecnologías digitales hacen posible que las empresas transformen de manera integral la forma en que operan sus cadenas de suministro. Una transformación digital de la cadena de suministro consiste en establecer una visión de cómo las aplicaciones digitales pueden mejorar los niveles de Servicio, Costo, Agilidad e Inventario, e implementar consistentemente cambios en el proceso y la organización que utilizan estas tecnologías para impulsar la excelencia operativa. Los resultados saltan a la vista en el Análisis de McKinsey de 2016. (Ver gráfico)

La logística tiene una historia de automatizaciones y hoy no solo las tendencias tecnológicas están impulsando la automatización hacia una discusión en la alta dirección (una creciente escasez de mano de obra, una explosión en los volúmenes del comercio electrónico y algunos avances técnicos intrigantes), sino que también las presiones por un retorno seguro y rentable post Covid-19.

Las inversiones en análisis del Big Data y computación inteligente van a tener un impacto significativo en las funciones de planificación, fulfillment, abastecimiento y adquisición, mientras que la robótica y la realidad virtual, tendrán el potencial de transformar las operaciones de gestión de almacenes y la fabricación, desarrollo y diseño de productos. Las cadenas de suministro digitalizadas impulsadas por tecnología harán que la red sea más inteligente, adaptable y capaz de detectar y responder a los patrones de demanda del consumidor y del mercado. Al invertir en sus cadenas de suministro, las compañías invierten en el futuro de todo el negocio.