En el Agro, como en muchos otros ámbitos de la industria y del comercio, la presión viene desde el cliente final informado, exigente, conocedor de sus derechos y, en muchos casos, ubicado en el extranjero. Este cliente exige de manera contundente y persistente su derecho a conocer absolutamente todo del producto que está comprando: su código, lote, fecha de fabricación o envase, su procedencia, etc. Por esa razón, cada vez está teniendo más aceptación la colocación de códigos QR adicionales a los códigos convencionales usados para la venta, con los cuales el cliente puede mediante su smartphone hacer consultas directamente al fabricante, pasando el puente del distribuidor (mobile commerce).

En el caso del Agro, los consumidores demandan cada vez más y mejor información sobre frutas, verduras y otros productos frescos, por lo que cada día es más habitual que se coloque identificación completa a estos productos. Estos son altamente trazables, porque cualquier error puede poner en riesgo la salud pública, sin mencionar los posibles daños al prestigio de las empresas comercializadora, distribuidora y productora. Este tema ya está siendo tenido en cuenta por las compañías chilenas que, por supuesto, siempre quieren hacer las cosas bien, pero, a pesar de ello, habitualmente se deciden a hacerlo porque sus clientes, normalmente extranjeros, se lo exigen.

¿Qué significa
"Trazabilidad"?

La Trazabilidad es una palabra bastante mal usada, porque se desconoce en muchos casos su significado. Según la definición de GS1, "Trazabilidad es la habilidad para seguir el movimiento hacia adelante y por etapas específicas en la cadena de abastecimiento y conocer hacia atrás la historia, aplicación o locación de lo que está en consideración". Esta definición implica que es preciso conocer no sólo adónde van los productos, sino también de dónde vienen y muchos otros aspectos, como, por ejemplo, tener un plan de trazabilidad completo en la empresa, un equipo de personas responsables de ese tema (con presupuesto y medios para hacer su trabajo de manera correcta), tener un protocolo en caso de emergencia alimentaria, entre otros datos que van más allá de lo que conocemos normalmente.

Para contar con una trazabilidad acorde a los niveles de seguridad que corresponden para productos de alimentación, es imprescindible, por ejemplo, contar con una identificación única, es decir, usar un formato de identificación estándar, evitando que dos productos distintos puedan llegar a tener el mismo código, y lo que eso significa en términos de riesgo de errores y pérdidas de tiempo y de dinero. Pero, no es suficiente con que estos productos cuenten con un código estándar y único a nivel mundial, sino que se requiere que dicho código genérico que corresponde, digamos, a una manzana Golden de calibre grande, vaya asociado a un lote de producción y a una fecha, de expiración, de envasado, de producción, etc., dependiendo del tipo de producto.

Una vez identificado correctamente el producto con esos datos básicos, colocados en una simbología estándar entendible en cualquier lugar del mundo, se requieren aún otros elementos para manejar la trazabilidad de manera completa y que están relacionados con la posibilidad de capturar, almacenar y compartir dichos datos con los demás socios de negocios de la cadena de distribución donde está inserta la empresa.

Una mayor
preocupación

Cuando todas estas condiciones básicas se dan en la operación de una empresa del Agro (o de cualquier otra industria), podemos decir con propiedad que esa empresa tiene trazabilidad. En GS1 Chile las empresas nos solicitan medir su nivel de trazabilidad en base a un diagnóstico estándar, igual en todos los países del mundo. Son empresas que están preocupadas de la inocuidad de sus productos y que, de forma voluntaria y anual, piden "una foto" de su nivel de cumplimiento en trazabilidad en ese momento.

Por las razones internas o externas que sean, estamos viendo un nivel de preocupación mucho mayor, pasándose del relajo a la proactividad para que sus productos sean más sanos y seguros, y con altura de miras, pensando en el bien común y en hacer las cosas bien, no sólo para los clientes de otros países que se lo exigen de manera seria y terminante, sino también dentro de su propio país aunque no se lo exijan. Esto implica una responsabilidad asumida y basada en estándares mundiales usados en todos los países, no mediante códigos inventados generados por algún miembro "creativo" de la empresa que, si bien a corto plazo puede ser felicitado, es poco después severamente castigado (o directamente despedido), porque su "invento" es incompatible con otros socios comerciales dentro de la cadena logística, obligando a rehacer el trabajo completo de nuevo.

Tener trazabilidad estándar, es posible, está al alcance de cualquier empresa. Es necesario invertir en este conocimiento y formar profesionales para su gestión e implementación, sobre todo, ahora que es una exigencia no sólo comercial, sino también social. El prestigio de su empresa, que tanto trabajo ha costado levantar y mantener, está en juego.