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COP25 EN CHILE
Construyendo liderazgo ambiental en logística y transporte
Por Julio Villalobos Contreras, Director Centro del Transporte y Logística Universidad Andrés Bello. / jvillalobosc@unab.cl
Desde el punto de vista del Transporte y la Logística, las cadenas de abastecimiento son una gran fuente de emisiones. A continuación conoceremos las causas que frenan las medidas para disminuir estos niveles y una iniciativa real que puede ser el inicio de un proceso de transformación cultural hacia construir cadenas de abastecimiento sustentables a través de la reducción de emisiones en el transporte.

En diciembre de 2018 se confirmó que nuestro país organizará la COP25, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2019. En la oportunidad, la Ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, se- ñaló que “Chile es un ejemplo de un país que tiene la convicción del que el verdadero desarrollo se alcanza cuidando el medioambiente (…) le vamos a demostrar al mundo lo que somos capaces”.

Enorme desafío de Chile el ponerse al frente de uno de los mayores retos que la humanidad tiene en la actualidad y que requiere del compromiso de todos los sectores de la economía y de todos los profesionales con conciencia de que en la forma en que gestionemos nuestras organizaciones será el tipo de desarrollo que construiremos.


¿Cómo podemos contribuir desde el Transporte y la Logística?

En las cadenas de abastecimiento, los procesos y servicios de transporte son la principal fuente de emisiones, y los esfuerzos actuales para reducir la huella de carbono de estos son a medias.

A nivel global, el Transporte es uno de los mayores contribuyentes a las emisiones de CO2. Este sector es responsable del 23% de emisiones de CO2 relacionadas con la energía y sigue dependiendo del petróleo para el 92% de su demanda energética. Sin embargo, a pesar de su importancia para frenar el cambio climático, los esfuerzos para descarbonizar el transporte han sido limitados y claramente insuficientes.

Las investigaciones hoy señalan que son dos los factores principales que están frenando las medidas efectivas: primero, la dificultad de establecer políticas que influyan en el comportamiento de miles de millones de individuos de manera efectiva, tanto en la forma de desplazarse como en su forma de consumir. En segundo lugar, la complejidad del seguimiento de las emisiones de innumerables vehículos en movimiento, alimentados por diferentes fuentes de energía, hace que sea difícil evaluar el impacto de medidas específicas de descarbonización.

Las emisiones de CO2 en el transporte van a aumentar, no a caer. Las estimaciones indican que las emisiones de carbono de esta actividad aumentarán en un 60% para 2050 en un escenario de referencia que supone una acción climática limitada, como la que se observa hasta hoy en Chile. Este es un incremento alarmante, sobre todo porque en dichas estimaciones ya se incluyen las grandes ganancias en eficiencia energética que se esperan en el mismo período. En específico para el sector del transporte de mercancías, estos avances en eficiencia de los equipos será más que compensado por el fuerte crecimiento de la demanda por este tipo de transporte. La conclusión del International Transport Forum es que “a pesar de todos los esfuerzos, las políticas actuales de descarbonización del transporte están lejos de ser suficientes para detener el crecimiento de las emisiones del mismo, y mucho menos para revertir la tendencia”.

Un primer desafío que es urgente abordar es que los países, las empresas y los profesionales del Transporte y la Logística comprendamos mejor el potencial para reducir emisiones de CO2 y, a partir de ello, ser más ambiciosos en los esfuerzos por descarbonizar este sector.

Ayudar a comprender mejor este potencial puede generar planes de acción climáticos mucho más ambiciosos y efectivos. Nunca debemos olvidar recalcar que todo esfuerzo por reducir emisiones en el transporte de carga contribuye directamente a la competitividad de las cadenas de abastecimiento por el enorme peso que el consumo de combustible tiene sobre los costos totales de operación del transporte. Adicionalmente, los importantes beneficios colaterales de las medidas de mitigación del CO2 en el transporte (reducción de la congestión o la contaminación del aire, entre otros) pueden también contribuir a la toma de conciencia climática y ambiental.

Para insistir en la enorme responsabilidad de todos quienes tenemos alguna responsabilidad en la gestión del Transporte y la Logística, es necesario señalar con fuerza que el cambio climático no puede detenerse sin descarbonizar el transporte. Este emite alrededor del 23% del CO2 relacionado con el consumo energético y sin una acción inmediata, su participación podría alcanzar el 40% para 2030. Las emisiones de este sector han crecido más rápido que las de cualquier otro en los últimos 50 años y la demanda de transporte seguirá creciendo masivamente en las próximas décadas.

En resumen, la reducción de emisiones del transporte puede contribuir enormemente al cumplimiento de los compromisos internacionales adquiridos por Chile y liderar la transformación hacia un futuro sostenible.  El desafío para la Logística es, por tanto, acompañar estos compromisos y reducir aceleradamente las emisiones de sus cadenas.

Evidenciamos que actualmente en Chile, el sector privado, en la gestión de sus cadenas de abastecimiento, comienza a fortalecer sus estrategias climáticas para reducir su impacto ambiental, siendo la cuantificación de emisiones de GEI, uno de los principales indicadores utilizados, avanzando en la medición de emisiones indirectas o de alcance 3, como por ejemplo, las emisiones resultantes del transporte de sus productos realizados por terceros. 


¿Cómo avanzar y asumir un compromiso?

Grandes compañías nacionales y transnacionales generadoras de carga, junto a las principales empresas de transporte de Chile y grandes actores del sector Transporte y Logística, han encontrado en GiroLimpio el camino para iniciar un proceso de transformación cultural hacia construir cadenas de abastecimiento sustentables a través de la reducción de emisiones en el transporte. GiroLimpio es un programa nacional voluntario, que busca certificar y reconocer los esfuerzos realizados por las empresas de transporte en el ámbito de la sustentabilidad y eficiencia energética, además de certificar a las empresas generadoras de carga que prefieren a los transportistas comprometidos por mejorar su desempeño energético y medioambiental.

El objetivo de GiroLimpio es que el transporte de carga sea más eficiente, competitivo y amigable con el medioambiente. Esto se logra con la adopción de tecnologías y estrategias de gestión para la reducción de consumo de combustible y las emisiones asociadas.

Enero 2019
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