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| | Fernando Rodríguez, Presidente de ADICO | | Nuestro país necesita una Ley de Hidrocarburos | | | | | En el mundo del transporte, los combustibles y lubricantes son dos elementos fundamentales para el funcionamiento de cualquier vehículo, siendo el primero uno de los más importantes debido a su incidencia en los costos de un servicio. Sin embargo, un alto precio por litro más una fuerte carga impositiva aparecen como los principales inconvenientes que enfrentan las compañías dedicadas al rubro de la distribución terrestre. Sobre éstos y otros temas, conversamos con Fernando Rodríguez, Presidente de la Asociación de Distribuidores de Combustibles de Chile (ADICO). | | | | | ¿A qué se dedica y cómo está compuesta ADICO? Desde 1960, esta entidad gremial reúne a todos los distribuidores de combustibles o lubricantes del país, a objeto de instar por su mejor información, bienestar y prestigio a base del estudio conjunto de todos sus problemas comunes de orden legal, administrativo, previsional y bie-nestar, entre otros. ADICO está compuesta por personas naturales y jurídicas que tienen calidad de distribuidores o revendedores de combustibles y/o lubricantes de las diversas compañías establecidas o que se establezcan en el país y que están autorizadas como tales. La idea es que nuestros esclarecimientos y conclusiones les sean de utilidad a cada uno de nuestros integrantes para su más acertada actuación e independencia dentro de la libre competencia y del cumplimiento de las leyes. Para ello, el directorio de ADICO trabaja permanentemente con autoridades de los distintos gobiernos a través de mesas de trabajo integradas por representantes de los ministerios de Interior y Economía, así como con ejecutivos del Servicio de Impuestos Internos (SII) y la Fiscalía Nacional Económica, entre otros. ¿Cuáles son sus principales inconvenientes como gremio? La alta concentración económica, donde el 97% del mercado de los combustibles está concentrado en tres grupos, lo que hace muy difícil la entrada al mercado de nuevos oferentes, convirtiendo a este nicho en un oligopolio debido a que la inversión para crear una compañía distribuidora requiere de grandes capitales, que dado los bajos márgenes de comercialización hacen que esta industria sea poco atractiva para invertir en ella. Es importante mencionar, o nos queda la interrogante, que después de 95 años industrias como Exxon Mobil o Shell se hayan retirado del territorio nacional. Respecto al precio de los combustibles, ¿cuáles son sus proyecciones? Como entidad siempre hemos manifestado que nuestro país necesita una "Ley de Hidrocarburos", puesto que el mercado de los combustibles en Chile está regulado únicamente por "decretos". Actualmente, necesitamos un marco legal ampliamente reconocido que regule y transparente la comercialización de este producto, que es vital para el funcionamiento de muchas empresas ligadas al transporte o a la industria. Respecto al tema de precios -y debido al contexto internacional que estamos viviendo-, lo más seguro es que el costo se mantenga al alza, algo que no nos afectaría tanto si las autoridades disminuyeran el Impuesto Específico (IE). ¿Cómo afecta el IE a la industria del transporte? Tiene un impacto bastante grande. En el caso de las gasolinas, hablamos de 6 UTM por metro cúbico, lo que por litro nos da un valor de $231 de su costo total, mientras que en el diesel el Impuesto Específico es de 1,5 UTM por metro cúbico, lo que representa un valor por litro de $57,8. Estas cifras no incluyen el 19% del IVA que pagamos todos los chilenos. Por ende, y si sumamos las constantes variaciones de precios cada semana, es muy difícil definir los costos para el flete de una carga o los márgenes de ganancia. Por ello, esta "Ley de Hidrocarburos" que estamos proponiendo, busca establecer una variación mensual del precio y no semanalmente, como sucede hoy. Esto posibilitará que las compañías y personas puedan proyectar mejor sus costos. ¿Qué otras propuestas incluye? También queremos que el IE disminuya su valor y que sea pagado por todas las personas y empresas que compran y utilizan gasolina o diesel en sus operaciones. Actualmente, nadie entiende para qué sirve este impuesto, ya que es pagado fundamentalmente por automovilistas privados, taxis y pequeños transportistas. Esto es una aberración, puesto que las grandes industrias, mineras y energéticas, entre otros sectores productivos, ocupan este impuesto pudiéndolo rebajar como crédito en sus operaciones. ¿A qué se debe esta situación? Lo que ocurre es que, al igual que el IVA, el Impuesto Específico tiene el carácter de crédito, en circunstancias que no cumple con el fin para lo cual fue creado, que era el mejoramiento de caminos y carreteras. Sin embargo, éstas hoy son concesionadas y, por lo tanto, también debemos asumir los cobros por el uso de estos caminos. Si pensamos en una empresa flotista con cobertura nacional, le aseguro que gastan un gran capital en este ítem, el cual podría ser destinado a mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados. ¿Existe voluntad política para su eliminación o disminución? En el último tiempo, hemos sostenido una serie de reuniones con autoridades de Gobierno y algunos personeros han estado de acuerdo con nuestra postura. Creemos que de no eliminarse este impuesto, debería existir una especie de "justicia tributaria" y hacer que todos los consumidores, sean particulares, privados o grandes empresas (que consumen el 70% del mercado de los combustibles), paguen esta carga impositiva, ya que bajaría considerablemente el impuesto final a pagar por cada litro de combustible. | |
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Octubre 2011 |
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