Rodolfo Torres-Rabello.

Cuando aparecen las primeras flores no hay duda que llega la primavera. Es un cambio cíclico que se repite un año tras otro y su recurrencia ayuda a que todos reconozcan que el cambio de estación es inminente. Sin embargo, no es tan claro cuando el cambio no es cíclico. Difícilmente, los artesanos de alguna aldea de Europa a fines de la Edad Media advirtieron el advenimiento de una nueva época, que los historiadores llamaron “Renacimiento”. El paso de la Edad Media al Renacimiento no se produjo de la noche a la mañana. Los cambios no fueron simultáneos, sino que se desarrollaron a través de décadas y terminaron afectando todas y cada una de las esferas de la sociedad. Sin embargo, actualmente nos llaman la atención algunos fenó- menos disruptivos que están apareciendo en el mundo de la industria y el comercio.

Veamos algunas de las señales -relacionadas con el mundo de las Operaciones, lo que no significa que sean las únicas- que están anticipando el desarrollo de la nueva era que ya comenzó.

En Madrid Amazon está entregando productos en una hora.

• Entregas en una hora: En Madrid la empresa Amazon está entregando productos en una hora. Con solo 20 años de existencia, Amazon proyecta para 2018 ventas de US$216.359 millones (según Bloomberg). La compañía ha ingresado al negocio de productos frescos y podría, en un futuro cercano, distribuir productos farmacéuticos. Y no es el único: el consorcio chino Alibaba ha mostrado un impresionante crecimiento. Jack Ma, fundador y presidente de Alibaba, ha afirmado que en 30 años la Internet será más importante de lo que es el petróleo hoy día. Frente a esto, algunos no podrán adaptarse, como el gigante Toys “R” Us, que anunció su quiebra hace poco tiempo.

• Nuevas experiencias de compra: En Nueva York la empresa Kate Spade Saturday tiene vitrinas interactivas en la calle, donde las clientas -todos los días del año las 24 horas del día- pueden elegir el tipo de carteras y accesorios, confirmar con su smartphone y recibir su producto en una hora en el lugar que prefieran. Algunas tiendas de lujo, como Rebecca Minkoff, Neiman Marcus, Nordstrom y Ralph Lauren han instalado “espejos inteligentes”, donde las clientas pueden probarse distintas prendas en forma virtual y recibir recomendaciones.

• Ubermanía: Uber ya es parte de la vida cotidiana y es casi el buque insignia de la llamada “economía compartida” (shared economy), basada en un modelo de negocios persona a persona que está siendo aplicado en distintos ámbitos, como el alojamiento para viajeros o el espacio de almacenamiento para la mercadería.

• Vehículos que se manejan solos: Así como los camiones autónomos Komatsu y Caterpillar son una realidad en el mundo minero, pronto los camiones y barcos autónomos serán una realidad en el mundo logístico. Como alguien dijo, en el futuro ver a alguien manejar un automóvil será tan extraño como ver en nuestras calles un jinete y su caballo.

• Nuevas profesiones: En Estados Unidos el 47% de los actuales oficios y profesionales podrían ser reemplazados por máquinas y software según el Foro Económico Mundial. En estos días la máquina de inteligencia artificial AlphaGo aprendió en forma autodidacta en solo tres días el juego del Go, un juego milenario con millones de alternativas, y derrotó 100-0 al actual campeón. AlphaGo anuncia que las máquinas podrían reemplazar parte del trabajo intelectual que hoy hacemos, hacerlo mejor y más rápido.

En Nueva York, Kate Spade Saturday tiene vitrinas interactivas en la calle, donde las clientas pueden comprar las 24 horas del día, todos los días del año.

• Productos como servicios: Hace pocos años arrendábamos películas o comprábamos discos de música. Hoy Netflix y Spotify entregan el servicio a bajo costo directamente a nuestros computadores, tablets o telé- fonos. Netflix alcanzó en octubre 110 millones de suscriptores y continúa creciendo. En varias ciudades podemos ver ejemplos concretos de cómo los productos se están transformando en servicios: en Santiago de Chile las personas arriendan bicicletas de color naranja para movilizarse en la ciudad. En París se puede hacer lo mismo con pequeños autos eléctricos.

• Blockchain y sociedad digital: Información encriptada y almacenada en distintos computadores minimizan los riesgos de fraude. Las transacciones mediante blockchain se han comenzado a utilizar en distintos ámbitos, desde la venta en exceso de energía en Europa hasta la venta de inmuebles en Ucrania. Utilizando la moderna tecnología, Estonia está evolucionando hacia convertirse en la primera nación digital, donde el dinero en la forma de billetes o monedas no existirá y donde la relación de las personas con el gobierno será a través de Internet.

• Autoproducción: Ya tenemos impresoras capaces de imprimir objetos, lo que se denomina impresión aditiva o 3D. Como el precio de los artefactos tecnológicos sigue una tendencia decreciente, en un futuro cercano las personas podrán imprimir sus propios objetos (esculturas, zapatillas, lápices o partes de un vehículo) en la tranquilidad de sus hogares. En Londres el restaurante Food-Ink ofrece a su público comida preparada mediante impresión 3D.

• Nuevos materiales: Espuma de titanio que podría servir para regenerar huesos, “upsalita” -el material más absorbente creado en laboratorio- para absorber residuos tóxicos del mar, seda de araña artificial y pegamentos capaces de unir superficies a nivel molecular, son solo algunos de los nuevos materiales que ya existen.

En Londres el restaurante Food-Ink ofrece a su público comida preparada mediante impresión 3D.

Estos ejemplos son solo unos pocos al azar, pero ¿qué nos muestran realmente? A mi juicio, manifiestan que el cambio de era ya comenzó y que es muchísimo más rápido y profundo de lo que parece. El profesor Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, afirma que este cambio de era es distinto a los que la Humanidad ha conocido antes, por tres razones:

(a) los cambios a los que estamos asistiendo son exponenciales y están ocurriendo a una velocidad sin precedentes,

(b) el alcance de los cambios trasciende la mera tecnología, porque está impactando cada esfera de la sociedad y, en último término, nos lleva a repensar quiénes somos como seres humanos,

(c) el enorme impacto que está llevando a la transformación de sistemas entre países, empresas, industrias y a la sociedad en general.  


Ya sabemos que no vale la pena aprender a jugar Go porque la máquina nos ganará igual. Deberemos buscar nuevos espacios donde los humanos aún tengamos posibilidades de ganar. Aún estamos a tiempo.