Estas características constructivas se deben principalmente a un tema de costos y rapidez de construcción. Sin embargo, tanto las actuales necesidades de la industria como las nuevas normativas han generado el desarrollado de innovadoras tecnologías de revestimientos con aislación y otras como las cubiertas anticondensantes.

La aislación partió en las cámaras refrigeradas y frigoríficas, en las que se requieren equipos especializados para mantener la temperatura interior baja, incluso llegando a bajo 0°C. Sin aislación, el consumo energético de estos equipos sería excesivo, dado que entraría calor constantemente hacia el interior a través de la envolvente. Adicionalmente, controlar de manera precisa la temperatura interior sería muy complejo.

Con el tiempo, esta tecnología se ha ido ampliando a la envolvente completa de diversos recintos como supermercados, galpones industriales y almacenes logísticos, porque muchos de estos recintos han incorporado sistemas de climatización, debido a normativas de condiciones sanitarias y ambientales básicas (por ejemplo, D.S. 594) y a la necesidad de conservar a bajas temperaturas ciertos productos. Por ello, el incorporar una envolvente aislada es muy necesario, ya que disminuye considerablemente el consumo de refrigeración y calefacción, además de ahorrar en la inversión de equipos de climatización porque se requieren de menor tamaño.

El aislar la envolvente de edificios de esta naturaleza presenta un beneficio adicional, usualmente no muy conocido, que es la mejora considerable del confort térmico perimetral de los recintos en los meses de alta temperatura ambiental. Lo contrario ocurre con los revestimientos metálicos, sin aislación, que se calientan demasiado al recibir radiación solar y consecuentemente el metal irradia ese calor hacia el interior (al igual que lo hacen los radiadores eléctricos para calefacción), lo que causa disconfort a todas las personas que trabajan o circulan cerca del revestimiento.

Dentro de las soluciones termoaislantes, existen principalmente dos tecnologías. La primera, corresponde al uso de un revestimiento galvanizado simple tradicional, al que se le adiciona por el interior una aislación térmica, la que puede ser una lana mineral, celulosa proyectada, poliuretano proyectado y, en general, cualquier aislante que permita adosarse o pegarse al revestimiento. Esta solución es ampliamente utilizada en estructuras existentes.

La segunda, corresponde a paneles prefabricados, los que cuentan con un alma de aislante térmico rígido revestido por dos placas metálicas galvanizadas. Usualmente, el aislante corresponde a poliestireno o poliuretano, siendo recomendable utilizar el panel de poliuretano, dado que permite el mismo nivel de aislación térmica con un menor espesor, ya que es más resistente al flujo de calor que el poliestireno. Adicionalmente, está la alternativa de los paneles con alma de aislante de lana de roca, cuyo uso principal es para lograr mayor resistencia al fuego, en caso de que se exija por alguna normativa o requerimiento específico de los productos que se almacenen. También, han surgido otras tecnologías, como el panel PIR (poliisocianurato), que cuenta con Certificación FM (Factory Mutual), la que garantiza un adecuado comportamiento frente a siniestros (incendio, vientos fuertes, lluvias, granizo, etc.), disminuyendo las primas de los seguros.

Ambas tecnologías tienen sus ventajas y desventajas, las que varían caso a caso junto con los costos correspondientes, razón por la cual siempre es recomendable recurrir a un asesor especialista en el tema para definir cuál es la más adecuada para la situación y necesidades particulares.

Adicionalmente, es bueno tener en consideración que hay otra serie de factores asociados a las soluciones termoaislantes que influyen significativamente en el consumo energético de este tipo de edificios y no solo el nivel de aislación térmica.

Un tema muy importante, que usualmente no se toca, es la infiltración. Esto es el aire que se filtra a través de las uniones imperfectas, rejillas, puertas abiertas, traspasos de ductos, etc. Este fenómeno puede llegar a renovar el aire interior completo del edificio varias veces durante una hora, lo que implica en verano, por ejemplo, un aumento significativo del consumo en refrigeración cuando la temperatura exterior es muy alta. Por tanto, siempre se debe verificar que la envolvente esté aislada y también sellada.

Otro tema relevante es el color de los revestimientos exteriores de las soluciones termoaislantes. Es recomendable usar tonos claros, dado que cuentan con un índice SRI mayor. Este indicador cuantifica la capacidad de un material de rechazar el calor solar y se mide de 0 a 100, siendo 0 un negro estándar (absorbe prácticamente toda la radiación solar) y 100 un blanco estándar (rechaza cerca de un 80% de la radiación solar). Así, con un color claro es posible rechazar la radiación solar y evitar que ese calor ingrese y se genere sobrecalentamiento.

Sin duda que las soluciones termoaislantes permiten disminuir los consumos energéticos de climatización y mejorar el confort térmico perimetral, pero eso debe complementarse con una serie de consideraciones adicionales para que la inversión sea la óptima, como el adecuado nivel de sellos y el uso de colores claros. Para esto, se requiere acudir a organismos especialistas que puedan asistir en el diseño, implementación y verificación de todos estos temas.