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Especial Logística del Vino
Creando lazos de información de las cadena
de suministro al usuario final
Por Pablo Briceño, Gerente Comercial Desarrollos Tecnológicos & RFID de Demarka. www.demarka.cl

Hoy en día es cada vez más necesario entregar más información al cliente final, así como también a las diferentes etapas de distribución de un producto, con el fin de integrar la cadena de abastecimiento y al usuario final. Para esto, tenemos que integrar la información en toda la cadena, incluido el consumidor final, que es la parte más costosa de integrar por estar normalmente fuera del alcance de los sistemas de información. Sin embargo, hoy se ha vuelto mucho más simple y sencillo integrar al consumidor final a la cadena de valor.

Hoy en día, gracias a la tecnología disponible para la comunicación móvil, como los smartphones, que permiten estar conectados a Internet en todo momento, y a los códigos de barra 2D, como el código QR (Quick Response), se puede crear un lazo entre el consumidor y el productor en el punto de venta. Esto permite que se pueda entregar mucha información adicional y personalizada sobre los productos en el punto de venta, así como obtener información de quién está consultando por nuestro producto, dónde lo está haciendo, entre otros valiosos datos.

Los códigos QR nos permiten tener información en tiempo real en el punto de venta, tanto para el consumidor como para la empresa que provee el producto. En la actualidad, las etiquetas pueden contener códigos QR únicos e irrepetibles, con lo cual cada unidad de nuestros productos puede tener trazabilidad hasta el mismo lugar de consumo.

Lo importante a la hora de utilizar códigos QR es que éstos puedan ser fácilmente legibles, que estén integrados a la etiqueta, y que el contenido de este código (por ejemplo, una dirección URL) sea accesible en el punto de lectura. Para lo primero, existen empresas en Chile que imprimen estos códigos en las etiquetas, como por ejemplo, Colorama, empresa de larga experiencia y que posee la tecnología para integrar este tipo de códigos a las etiquetas de diferentes productos. Para el contenido, se debe considerar que al leer un código QR, el usuario espera obtener de forma simple información adicional de la que ya existe en el envase del producto.

demarka2.jpg (12854 bytes)Un ejemplo de los productos que hoy empiezan a utilizar estos códigos son los vinos. Estos son especialmente sensibles a la información que se pueda entregar a sus consumidores, no sólo en el punto de venta, sino que en el punto de consumo. Para esto, los consumidores deben tener la capacidad de lectura de estos códigos, la que se logra a través de un PC con una webcam o un teléfono móvil con acceso a Internet, capacidad de tomar imágenes y el software adecuado, como pueden ser un iPhone o una Blackberry. Como estas tecnologías son cada vez más ampliamente utilizadas, no representan una seria restricción para el uso de estos códigos.


Aplicaciones de los códigos QR

Pero, ¿qué aplicaciones prácticas podemos tener? En este punto, el límite está dado por la imaginación y la necesidad de lograr una comunicación eficiente con nuestro consumidor. Por ejemplo, para tener trazabilidad del producto hasta el lugar de consumo, se puede hacer que los sistemas de trazabilidad, que permiten tener la información de las mercancías hasta el punto de venta, se potencien a través de códigos de este tipo. En este sentido, debemos considerar que el consumidor debe tener una razón para leer el código de un envase, lo que se logra entregando información de interés para éste. Así, al acceder al sistema, el consumidor podrá, a su vez, entregar datos, como lugar de consumo, oportunidad, etc., la cual permitirá obtener una retroalimentación del sistema, tanto desde la perspectiva logística como de marketing.

Es fundamental considerar de manera especial el soporte del código, es decir, la etiqueta. Esta debe contenerlo, hacerlo fácilmente accesible para el usuario, y preservarlo de los posibles daños que pueda sufrir (y que eventualmente lo puedan hacer poco legible en el punto de consumo), por lo que no debemos descuidar quién imprime la etiqueta y el material de ésta.

Además, se debe tener plena claridad de qué información adicional se entregará al usuario final. Por ejemplo, si se trata de una botella de vino, podría enfocarse hacia las características especiales del vino, detalles de su origen, notas de cata, etc. Lo importante es que el usuario final encuentre un valor agregado y que, gracias a este interés que despierta el código, entregue información valiosa para mejorar la cadena de suministros, packaging, marketing, etc.

Tenemos la oportunidad de crear un enlace directo con nuestro cliente en el punto de venta y de consumo, que podemos aprovechar para enriquecer nuestro conocimiento de cómo se comporta nuestro producto. Por su parte, el cliente puede obtener más información e interactuar de forma directa con la cadena de producción, permitiendo acortar la distancia entre productor y cliente sin afectar la cadena de suministro.

Agosto 2011
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