Jorge Marshall.
¿Qué caracteriza el actual escenario marítimo-portuario que está viviendo Chile?
Vivimos la tensión que se produce entre los cambios en el entorno tecnológico, económico y social y la capacidad de adaptación del sector a una nueva realidad. Los actuales “cuellos de botella” son diferentes a los que había hace diez años y los que se vislumbran hacia adelante son también distintos a los actuales.
El resultado de esta tensión es que el progreso obtenido en las últimas tres décadas en el sector marítimoportuario y que facilitó el dinamismo de la economía chilena parece haberse detenido. La carga de comercio exterior movilizada por los puertos chilenos durante 2015 disminuyó en un 10% en comparación al total transferido en 2014 y en lo que va del año esta tendencia no parece cambiar. Por la misma razón, el sector se encuentra reevaluando los grandes proyectos de infraestructura y surgen desafíos de adaptación de los puertos a naves de mayor tamaño.
¿Cómo debe prepararse el país, y en especial su industria marítimoportuaria, para potenciar el desarrollo?
El país debe generar la capacidad de adaptación frente a los cambios. El único riesgo es no verlos venir a tiempo. A partir de una visión compartida, podemos incrementar la capacidad y la competitividad de los servicios ofrecidos mediante una nueva optimización en el funcionamiento del sistema marítimo-portuario y de su entorno, lo que significa dar “una nueva vuelta de tuerca” en el sector, siendo para ello indispensable incorporar la perspectiva local, pensando en optimizar los activos disponibles mediante la búsqueda de ganancias de productividad y de eficiencia locales, mientras se planifican las futuras inversiones.
¿Cuál es el rol que juega la Logística en este nuevo escenario?
La Logística entrega una visión integral del transporte de la carga entre su origen y destino, por lo que permite visualizar los cambios que ocurren en toda la cadena. Por ejemplo, un fenómeno creciente en el mundo son los transbordos en las rutas de transporte marítimo, algo para lo que en Chile no estamos preparados. Solo una visión integral permite encontrar soluciones efectivas para los flujos de mercancías y de pasajeros, adquiriendo por tanto un rol fundamental al ser un coadyuvante de la economía del país.
El sistema logístico nacional ha logrado posicionarse en un lugar destacado en Latinoamérica y en una favorable posición relativa a nivel mundial. Por esto, en este nuevo escenario, el rol de la cadena logística es ayudar a que el país capture las oportunidades de productividad a través de la eficiencia, capacidad y calidad del sistema logístico ante los aumentos esperados en la carga, los requerimientos de calidad del sector exportador-importador y los cambios en la industria naviera.
En este nuevo escenario, ¿qué necesidades, desafíos o normativas aún estarían pendientes?
Es necesario hacer concordar las estrategias de productividad de largo plazo con las perspectivas locales y la cadena logística para resolver los “cuellos de botella” que afectan el flujo de carga, junto con incorporar más tecnología en diversos procesos. A su vez, se requiere de un marco institucional que facilite la colaboración público-privada en la planificación y concreción de medidas dirigidas a mejorar aspectos logísticos y productivos del sector, junto con sistematizar un proceso de revisión regulatoria y simplificación de trámites.
También es imprescindible alcanzar un desarrollo en base a criterios de sustentabilidad, balanceando los aspectos económico, social y ambiental.
¿Qué acciones deberían llevarse a cabo para el logro de este objetivo?
Conociendo los desafíos necesitamos una hoja de ruta compartida entre todos los actores del sector. Es algo en lo que se ha avanzado a través de la Comisión Presidencial que encabezó Álvaro Díaz, los dos estudios que ha realizado Camport y el de la Comisión de Productividad de la CPC, pero aún hay mucho trabajo para arribar a un conjunto de acciones prioritarias que podamos llevar a la práctica.
Como Camport, ¿qué tareas deberá potenciar y/o implementar?
La Cámara ha cumplido con un rol técnico, propositivo y convocante en favor de optimizar los activos disponibles mediante la búsqueda de ganancias de productividad y de eficiencia locales mientras se planifican las futuras inversiones, buscando darle una nueva vuelta de tuerca al sector.