Luis Enrique Blanco Keitel.

Las ventajas de un buen servicio logístico no solo permiten a las empresas importadoras o productivas dedicarse a su “core”, que es la comercialización y venta de productos, sino que además, a partir de las diferentes sinergias y optimizaciones, los 3PL han facilitado la reducción de costos operacionales, la automatización de procesos de recepción, almacenamiento, preparación de pedidos y despacho de productos; cumplimiento en plazos de entrega a clientes y consumidores; medición a partir de indicadores de gestión y desempeño colectivo; control de inventarios; y servicio de valor agregado, entre otros. Todo lo anterior soportado por tecnologías y sistemas de información avanzados que han sido creados especialmente para un rubro que está siendo cada vez más reconocido como un agente de valor agregado para las compañías.

En Chile el desafío para los operadores logísticos es aún mayor, y no solo debido a la geografía del país -que demanda contar con centros de distribución regionales que cumplan con los mismos estándares de los centralizados-, sino que además los requerimientos y exigencias en calidad, seguridad, normativas gubernamentales y certificaciones para el manejo de diferentes productos, han forzado un grado de especialización y diversificación del negocio, al cual no todos los 3PL han podido responder. A modo de ejemplo, pongamos el caso de una empresa de consumo masivo que esté buscando los servicios de un operador logístico que cuente con centros de distribución para operación de productos refrigerados, peligrosos y carga general; hoy en día son pocas, si es que no limitadas, las opciones que hay en el mercado de encontrar un proveedor que pueda cumplir con los servicios para estas tres categorías simultáneamente, dando paso a la problemática de tener que repartir las operaciones en más de un operador logístico, con todos los costos asociados que implica no poder consolidar carga. Pero, sin duda, contar con infraestructura adecuada no es el único problema que enfrentan los 3PL. El actual nivel de requerimientos exige un nivel de administración superior por parte de los ejecutivos que los lideran y es por esto que este tipo de empresas han comenzado a profesionalizar sus estructuras organizacionales, con el fin de no solamente cumplir con exigencias operacionales, sino que además ser capaces -a través de la revisión continua de procesos- de buscar y ofrecer alternativas de postventa que se presenten como elementos diferenciadores.

Por ejemplo, un elemento diferenciador es la integración a la estrategia comercial de los clientes. Hoy en día no basta con recibir pedidos, preparar y despachar, sino que es necesario entender a cabalidad el funcionamiento de la estructura de venta de los clientes; conocer sus estacionalidades, promociones, campañas de marketing, comportamiento de los consumidores, posicionamiento de mercado, etc. Esto será una ventaja comparativa y competitiva para los operadores logísticos a la hora de ofrecer alternativas de solución concretas para sus clientes y, al mismo tiempo, una fuente de aprendizaje constante, que permitirá fortalecer las estructuras de negocio de este tipo de empresas.

A diferencia del mundo de la manufactura, importación y venta de productos, la prestación de servicios logísticos requiere un nivel de esfuerzo mayor, ya que en el caso de empresas prestadoras de servicio, lo que ofrecen son capacidades que son demandadas por una diversa gama de clientes con necesidades diferentes. Estas necesidades no solo requieren inversiones específicas por parte de los operadores logísticos, sino que además quienes las dirigen deben contar con habilidades especiales para cumplir con los resultados esperados, apoyar a los equipos de trabajo y ser capaces de enfrentar constantemente cambios en el día a día, situaciones complejas, exigencias de clientes y consumidores y posible embates y cambios del entorno económico y político.

En este contexto, hoy vemos un crecimiento en la oferta de pre y post grado de diferentes carreras técnicas y profesionales del mundo logístico, lo que agrega una responsabilidad para las instituciones de educación, en el sentido de que la calidad de lo que enseñan tiene un impacto directo en el desempeño no solo de los trabajadores, sino que además en el resultado de los clientes. Por otro lado, las empresas no deben quedarse atrás, y aquellas que tengan áreas de Supply Chain y Logística deben tener en cuenta que la capacitación constante, a través de cualquiera de las alternativas presentadas, será fundamental en su desempeño comercial.