Mariana Soto.
¿Cómo ha cambiado la industria del envase y embalaje de productos agrícolas a través de los años?
Sin duda que la distancia de los mercados ha obligado a la industria frutícola a investigar, buscar y desarrollar alternativas de packaging, que se ajusten a los requerimientos de los envíos marítimos, ya que el valor de los aéreos, a veces supera los presupuestos de las empresas. Algunos ejemplos de esta tendencia son las bolsas con tecnología chilena MAP, que permite preservar las frutas, tales como cerezas y arándanos, entre otros, en óptimas condiciones, y en el caso de las uvas se creó un dispositivo que ayuda a minimizar que el escobajo de estas, se torne de un color pardo, muy poco atractivo al momento de la compra.
Por otro lado, las normativas de los países de destino están exigiendo que los envases que entren a sus mercados se incorporen en sus cadenas de reciclaje, por lo tanto, los materiales que los componen, deben adecuarse a estos requerimientos.
¿Qué condiciones deben cumplir los envases para el transporte de estos productos?
Los requerimientos de los envases son variados, estando entre los principales acondicionar, presentar, manipular, almacenar, conservar y transportar una mercancía, de manera que según el tipo de envío (aéreo, terrestre o marítimo) y la distancia, sean capaces de preservar la higiene y la delicadeza de la fruta. También es importante destacar que no es lo mismo un envase primario (protege el producto directamente), secundario (transporta la mercancía) o terciario (protege y transporta las mercancías en buen estado a su destino).
¿Qué nuevas tecnologías se han incorporado en este ámbito?
Varios desarrollos se han incorporado a estos procesos. Uno de los más novedosos es el Modified Atmosphere Packaging (MAP) o EAM (Envasado en Atmósfera Modificada, por su sigla en español), que ofrece grandes beneficios, ya que permite que el consumidor adquiera sus alimentos con las mismas características organolépticas, nutricionales y sensoriales que tenían en el momento de ser preparados.
Otras innovaciones se relacionan con envases más livianos, como los Stand Up Pouch, disponibles en distintas materialidades; Easy Open (hojalata); impresiones con alta resolución; y materiales barreras.
¿Qué tendencias se vislumbran a futuro?
Las exigencia son cada vez mayores y cada país trata de poner sus propias normas, lo cual es complejo y dificulta un ordenamiento lógico, de certificación por ejemplo. Sin embargo las certificaciones, como IFS, BRC, ISO, entre otras, son las que se están exigiendo cada día. Una tendencia a nivel mundial es que los productos envasados sean lo más sustentables posible; esto es a lo largo de toda su cadena productiva, desde la cosecha hasta el envasado y post consumo (desechos); y los envases son un eslabón muy importante en la cadena de valor de los productos agrícolas.
¿Cómo evaluaría el nivel de este sector en Chile y, a su juicio, qué barreras aún debe sobrepasar?
La industria frutícola nacional está muy bien evaluada y los envases que los acompañan también. Un tema aún no resuelto es la escasez de mano de obra e implementación de tecnologías de trazabilidad.